Los autores del estudio en el instituto de Fuentesaúco plantean rebajar la intensidad, pero iniciar el programa a edades más tempranas.
Los programas de prevención del tabaquismo en el ámbito escolar no han dado nunca resultados satisfactorios en la medida en que sus promotores esperaban.
Por esta razón, investigadores de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Clínico de Salamanca, en colaboración con la Gerencia de Atención Primaria de Zamora, han realizado un amplio estudio de tres años de duración en el instituto de Educación Secundaria de Fuentesaúco.
El objetivo era detectar aspectos positivos y negativos de estos programas de intervención para mejorarlos y las conclusiones apuntan a la necesidad de modificar algunos planteamientos, comenzar a edades más tempranas e implicar a los padres.
Miguel Barrueco Ferrero, director de la Unidad de Tabaquismo de Salamanca, ha explicado a Dicyt que en el estudio, recientemente publicado en la revista científica "Archivos de Bronconeumología", participaron 417 alumnos de entre 12 y 17 años, de los que el 54,4% pertenecía al grupo de intervención y el 45,6% al grupo de control, que era del instituto de Babilafuente (Salamanca).
El programa que se estaba aplicando a los alumnos de Fuentesaúco constaba de actividades de prevención, tanto en el ámbito escolar como extraescolar, y actividades de tratamiento.
Comparar la evolución
El objetivo era comparar la evolución de los adolescentes y ver si existían diferencias significativas entre los que eran objeto de la intervención y los que no en una edad propensa para iniciar el consumo de tabaco. Pues bien, si al inicio del estudio fumaba el 36,7% de los escolares (haciendo la media entre los dos institutos), en el instituto zamorano la cifra se incrementó hasta el 40,1%, mientras que en Babilafuente alcanzó el 46,1%. Estos datos confirman que la intervención fue efectiva hasta cierto punto, pero «la diferencia no es significativa», reconoce Barrueco.
Por sexos, al comienzo del estudio, las alumnas fumaban más, pero también parecen ser más sensibles a la intervención, puesto que al finalizar la diferencia entre los dos grupos sí es apreciable: un 38,8% en Fuentesaúco frente a un 49,5% en Babilafuente.
Por el contrario, entre los chicos la cifra de fumadores después de los tres años fue incluso superior en el centro zamorano (41,8% frente al 40,4%).
Los investigadores que participaron en este estudio, que además de Barrueco firman Generoso Gómez Cruz, del centro de salud La Guareña; Irene Aparicio, del instituto de Fuentesaúco;, José Ángel Maderuelo, técnico de la Gerencia de Atención Primaria de Salamanca, y Miguel Torrecilla, del centro de Salud de San Juan, en Salamanca, llega a varias conclusiones que se orientan a replantear este tipo de programas de intervención.
En primer lugar, advierten de que las evaluaciones que se realizan suelen llevarse a cabo con criterios clínicos en lugar de pedagógicos. Además, plantean corregir el programa disminuyendo su intensidad, pero inciándolo a edades más tempranas.
Finalmente, consideran que para que sea efectivo debe trascender el ámbito escolar e implicar a los padres.
Premio Reina Sofía
El plan puesto en marcha por el instituto de Fuentesaúco fue galardonado con el Premio Reina Sofía Contra las Drogas del año 2003.
Las actividades desarrolladas han incidido en el tratamiento y la prevención del tabaquismo, tanto dentro de las aulas como fuera de ellas. Para ello, se han organizado conferencias, paneles informativos, la celebración de la "semana sin humo" y otras actividades de prevención e información sobre los perjuicios del tabaco
lunes, 9 de noviembre de 2009
Una investigación sugiere cambios en los planes antitabaco en las aulas
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