El 42 por ciento de los tratamientos de desintoxicación en España se debe a abusos de esta sustancia.
Proyecto Hombre, la más importante ONG de ayuda contra la drogadicción de España, con 26 sedes repartidas por todo el país, cumple hoy 25 años. Por sus asistentes sociales, psicólogos y voluntarios pasan cada año más de 17.000 personas con problemas de adicción. Proyecto Hombre nació en una época, los años 80, en la que la toxicomanía creó una enorme alarma social. Una problemática causada por «la droga, el monstruo, la heroína», asegura José Luis Sancho, director de la ONG en Madrid, donde cuenta con 17 centros en los que se atienden a diario a 2.000 personas. «Hoy ya no es “la droga”, hoy son “las drogas”, las mezclas».
El perfil del adicto ha cambiado mucho en estos 25 años. Del yonqui tratado como un enfermo se ha pasado al cocainómano que está integrado en la sociedad, vive con su familia y mantiene su empleo. Hasta que pierde el control. «Los quebraderos de cabeza empiezan en casa, en el trabajo y con los amigos», explica Sancho. «Luego vienen los problemas de salud, mental primero y física después». Los efectos destructores de la droga están bien documentados e incluyen trastornos de la personalidad y un paulativo deterioro cognitivo. Aparte, claro está, de la ruina económica. «He visto auténticas fortunas dilapidadas, hablamos de cientos de miles de euros, de casas preciosas, del trabajo de toda una vida, de hogares destrozados por la coca». Gente en principio joven, pero cada vez más por encima de los 40.
El fenómeno ha cuadruplicado los tratamientos por adicción a la cocaína desde el año 2001, situándose también ésta como la primera droga causante de ingresos hospitalarios y atención en Urgencias. Lo que los expertos llaman el «binomio coca-alcohol», el patrón de consumo típico que incluye también el tabaco, es una verdadera bomba de relojería que suele desembocar en un infarto, de miocardio o cerebral.
Otro perfil de consumidor con el que trabajan cada vez más es el del politoxicómano de fin de semana, muchas veces adolescentes que no acuden por iniciativa propia como los adultos, sino arrastrados por sus padres, a veces literalmente. «No admiten que tienen un problema, así que ese es nuestro primer objetivo, que se hagan responsables de sus actos, que comprendan que se están haciendo daño a sí mismos y a los demás», señala el responsable de Proyecto Hombre Madrid. De lunes a jueves consumen cannabis y los fines de semana, alcohol, éxtasis y coca. Son chicos problemáticos que no son adictos pero «están al borde». Tienen problemas de conducta en casa y en el colegio o trabajo. Son indisciplinados y violentos, y desprecian los más básicos valores familiares. El tratamiento se diseña a medida del joven y de su familia. «Enseñamos a los padres a recuperar la autoridad, pero también a mejorar la comunicación».
Mezclas prohibidas que destrozan el hígado
Energy Control es una ONG que presta un servicio gratuito de análisis de drogas tanto in situ, en macrofestivales y zonas de ocio, como en su sede de Barcelona. ¿Hay sólo cocaína en la cocaína? Si bien cualquier sustancia blanca o cristalina es susceptible de entrar a formar parte de los ingredientes de la «fórmula» de cada «camello», Mireia Ventura, la doctora en Farmacia que dirige el laboratorio de la asociación, explica que los «cortes» suelen llegar al 50%. «Habituales son la cafeína como estimulante y los anestésicos locales para provocar el adormecimiento de la boca, que es un efecto típico de la cocaína». Los más habituales son procaína, lidocaína, tratacaína y benzocaína, utilizados en odontología. A pesar de que pueden provocar arritmias, «las dosis que consume la gente no tienen por qué conllevar más riesgos que la propia coca», asegura. Cada vez en más muestras aparece paracetamol y fenacetina, tóxicas para el hígado mezcladas con alcohol.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Las terapias por adicción a la cocaína se multiplican por cuatro en nueve años
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