lunes, 22 de marzo de 2010

La alcaldesa de L’Hospitalet se queda sola en el cerco del alcohol


• Núria Marín quiere más competencias para sancionar la venta fuera de horario
• La oposición y los municipios vecinos creen que no hace falta reformar las leyes

La reciente iniciativa de la alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, para imponer más controles municipales a la venta de alcohol no ha sido respaldada ni por la oposición municipal ni por los ayuntamientos metropolitanos que también padecen el botellón y la venta descontrolada de bebidas en pequeñas tiendas.

El Ayuntamiento de L’Hospitalet cree que el actual marco legal es insuficiente para que los municipios controlen que no se venda alcohol fuera del horario permitido y a menores de edad. La alcaldesa anunciará hoy que pedirá a la Generalitat más competencias en materia de salud para poder sancionar con más rapidez y contundencia este tipo de prácticas que han generados quejas vecinales en algunos barrios de la ciudad.

DESACUERDO / La oposición municipal, PP y CiU, tradicionalmente más beligerantes en estos temas, creen que la venta de alcohol fuera de horario no es un problema grave en el municipio. «Es una huida hacia adelante de la alcaldesa que no ha actuado en temas en los que sí tiene competencias como el incivismo», explicó Meritxell Borràs, portavoz de CiU. «Puede haber un problema concreto, pero no se trata de una situación generalizada ni preocupante», dijo Juan Carlos del Río, líder del PP.
Pero el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, que decidió combatir hace un año el problema, organiza inspecciones de venta de alcohol más allá de las horas fijadas basándose en la ley de horarios comerciales. «No necesitamos más competencias. Con esta ley podemos sancionar hasta con 60.000 euros la venta de alcohol fuera del horario legal», explicó Esteve Serrano, teniente de alcalde de Servicios Territoriales de Santa Coloma.

MÁS QUEJAS / El ayuntamiento aumentó el control tras un aumento de quejas de los establecimientos tradicionales. Los bares y restaurantes de ciudadanos españoles denunciaron hace un año que las tiendas de inmigrantes que vendían alcohol hasta la madrugada representaban «una competencia desleal».
El consistorio dio la razón a los comerciantes y decidió reducir aún más el horario de venta hasta las 22.00 horas, una menos de lo que exige la Generalitat. «Desde hace un año trabajamos en una campaña pedagógica y de información. Advertimos a los 25 colmados de la ciudad que vender alcohol después de las diez de la noche podía ser multado hasta con 60.000 euros. La acción preventiva ya ha dado resultados: no se han detectado infracciones y, por ende, no hemos impuesto sanciones», explicó Serrano. El concejal, sin embargo, detalló que desde mediados del 2009 se han impuesto un total de 113 multas por botellón, una práctica --según comenta-- relacionada directamente con la venta fuera de hora.
Los ayuntamientos de Badalona y Castelldefels, que pusieron en marcha sus ordenanzas cívicas el año pasado, no incluyeron medidas adicionales para perseguir la venta de alcohol fuera de horario. Los responsables de ambos ayuntamientos tampoco consideraron que se trate de un problema extendido.


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