domingo, 17 de enero de 2010

«No basta prohibir, hay que dar solución a la gente enganchada»

Ex fumadores defienden que continúe el plan antitabaco en centros de salud

Existen dos fechas en el calendario que nunca van a olvidar. A Carmen Avizande, vecina de Tomiño pero nacida en Madrid, le cuesta borrar de la memoria el 17 de septiembre del 2009. A Juan Manuel Sobrado, de Gondomar, le ocurre lo mismo con el 20 de diciembre del 2008. Ambos días fueron los que cada uno de ellos fumó el que es, hasta ahora, el último cigarrillo que han llevado a los labios.

Para ella, que tiene 38 años, es un triunfo después de haber estado consumiendo durante 25 años una media de dos paquetes y medio de tabaco diarios. Una cantidad parecida, unas dos cajetillas, era lo que había fumado durante cuatro decenios el segundo. Ambos coinciden en que han logrado convertir el tabaco en una cuenta del pasado con la ayuda del programa antitabaco al que acudían en el centro de salud de Gondomar.

Pero el proyecto, tal y como apuntan, se ha interrumpido. Han hecho reclamaciones para pedir que lo mantengan, alegando su eficacia, pero por el momento será el médico de cabecera el que les haga el seguimiento, tal y como explicaron a Carmen en la respuesta a la instancia realizada. Fuentes de la Consellería de Sanidade apuntaron en este sentido que la nueva Lei de Drogas que están elaborando «recollerá os tratamentos contra a adicción ao problema que é o tabaquismo».

Para ambos ex fumadores la ayuda es algo fundamental porque, como destaca Juan Manuel, «no basta con prohibir fumar en lugares públicos, hay que ofrecer una solución a toda la gente que está enganchada».

Porque quitar de la vida el tabaco no es fácil. Un pequeño aviso de su cuerpo fue la razón que empujó a Carmen a hacerlo. «Estaba fatal, hice una prueba y resultó que tenía enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Pero mi médico me animó al explicar que era algo que se recuperaba. Fue entonces cuando empecé el programa antitabaco», comenta.

Programa

El proyecto comenzaba con una serie de charlas en las que se explicaban las estrategias para hacer frente al problema, cómo es la caída y la recaída. Luego fijaban una fecha en la que el fumador iba a dejar el tabaco. «Estaba asustada -explica-. Pensaba que no iba a ser capaz porque llevaba fumando desde los 13 años. Pero la mejoría es palpable. Antes no podía caminar, leía un texto en alto y tenía que descansar». La ayuda del programa también fue importante para Juan Manuel. «Lo había intentado muchas veces, pero nunca había dejado el tabaco. Con el plan puedes ver lo que realmente fumas cada día. Hay que entender que el tabaco es una droga y es complicado dejarlo cuando no hay ayuda». Pero apunta que la tuvo. Un día después de desayunar pensó: «Aquí se va el último pitillo».


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