martes, 13 de julio de 2010

El consumo de éxtasis líquido crece en verano en las Rías Baixas

Los expertos alertan de su proliferación no solo en los locales de ocio, sino también en los habituales botellones

En los Servicios de Prevención y Atención al Drogodependiente (SPAD) de la comarca de O Salnés no hay pacientes que estén a tratamiento por consumo de éxtasis líquido, y siguen siendo las drogas tradicionales las que llevan a los consumidores a iniciar un proceso de desintoxicación. Pero los expertos saben que en determinados ambientes se consume no solo el GHB (gamma hidroxibutirato), sino otras muchas drogas de diseño. Lo que ocurre es que los más jóvenes son politoxicómanos, y ese tipo de sustancias se compaginan en las noches de juerga con el alcohol, con la cocaína y con el hachís, que son, junto con la heroína, las adicciones que los empujan a los tratamientos terapéuticos.

Pero a los que habitualmente trabajan con los más jóvenes no les sorprende lo ocurrido hace días en el Hospital do Salnés, al que llegaron varias muchachas intoxicadas por consumo de éxtasis líquido, y al menos una de ellas en estado de coma. No es el éxtasis líquido una sustancia habitual entre los consumidores gallegos, pero sí que forma parte de la noche en determinados ambientes, y sobre todo, en determinadas épocas. Se sabe que hay un repunte habitual en verano. Lo saben también los médicos de Pontevedra, que no hace mucho que abordaron en un foro los ingresos registrados en O Salnés y que se temen que en las próximas semanas pueda haber más.

Es una droga que se asocia al verano, a las discotecas y a las macrofiestas. Y a diferencia de lo que ocurre entre los consumidores gallegos, es una sustancia que prolifera más entre cierto tipo de turistas que en vacaciones se acercan a las Rías Baixas y que las comparten con quien les toca disfrutar de la noche. Lo sabe muy bien Eduardo Rubianes, presidente de la asociación antidroga Albatros, que vive en Sanxenxo y conoce lo que pasa en las discotecas en las noches de verano. «Que se sepa, aquí no hay laboratorios que fabriquen el éxtasis líquido; viene de Madrid o de Levante, y la traen de Holanda en frascos, en coche o en avión, camuflados en las maletas. Es la ruta contraria a la que tenía hasta hace poco la cocaína, y en el verano, con el buen tiempo y la afluencia de los turistas, llega gente con unas costumbres diferentes a las de aquí y lo consumen».

Eso no quiere decir que después esos consumidores esporádicos se conviertan en habituales, porque son sustancias que no crean dependencia física. «Aquí es lo de siempre, la coca y el hachís, sobre todo los porros, que cada vez los consumen más los menores de edad, ya no solo en las discotecas, también en los institutos». Y sobre todo el alcohol, que está casi siempre detrás o delante de cualquier otro tipo de adicción. «La sociedad da por bueno el alcohol, y el alcohol es el primer apellido de cualquier droga, ya sea éxtasis líquido, anfetaminas o lo que sea».

Los abusos sexuales

Al margen del consumo voluntario, detrás del éxtasis líquido está el riesgo de la intoxicación a cargo de terceros para aprovecharse sexualmente de la víctima en cuento llega a ese estado comatoso en el que acaban muchas veces las noches en las que esa sustancia se mezcla con el alcohol, como se sospecha que ocurrió en al menos uno de los casos ingresados en el Hospital do Salnés. Por eso los expertos no se cansan de advertir sobre los riesgos: «Que no se extienda el éxtasis líquido, porque es algo tremendo -avisa Rubianes-. Y las chicas, que no se dejen los vasos solos en el mostrador, porque le pueden echar de todo. Y sobre todo, que tengan en cuenta que el propio cuerpo genera sustancias para pasarlo bien y estar toda una noche bailando. No hace falta tomar nada».

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