El Plan Nacional sobre Drogas cumple 25 años de actividad. El balance de su trabajo es positivo en tanto que consiguió reducir el impacto de la heroína -motivo por el que fue creado- y ha sabido adaptar sus estrategias a los cambios acontecidos en los hábitos de consumo, en los perfiles de los adictos y en las sustancias ingeridas. Los especialistas consultados por DM resaltan el consenso con el que se ha trabajado desde el principio, y piden de cara al futuro más coordinación, más I+D y más esfuerzos con los que hacer frente al policonsumo actual.
El Plan Nacional sobre Drogas vio la luz hace 25 años. Gestado a partir del 29 de octubre de 1984, cuando se planteó su creación en el Debate del Estado de la Nación celebrado en el Congreso de los Diputados, el plan fue encargado al entonces ministro de Sanidad, Ernest Lluch, quien delegó su puesta en marcha en María Jesús Manovel.
Manovel, que en 2008 recibió de manos del ex ministro Bernat Soria la medalla de oro del plan, creó un equipo de trabajo con el que dar solución a la "situación desesperada que se vivía entonces con el consumo de drogas y el desconocimiento sobre el tema que había en las administraciones".
Según Menovel, tras seis meses de trabajo "en los que se contó con la opinión de todo el sector", el Consejo de Ministros aprobó el plan en julio de 1985, "con un respaldo político total". Esta luz verde "supuso un impulso muy importante de los recursos para la prevención y el abordaje de las adicciones" que "se mantuvo hasta que el Partido Popular llegó al Gobierno".
La victoria de José María Aznar en las elecciones de 1996 supuso la llegada a la dirección del plan de Gonzalo Robles, para quien "este cambio produjo una mayor dedicación a la lucha policial contra las drogas frente a los programas desde la perspectiva sanitaria".
Sin embargo, Robles, que dirigió el plan desde el Ministerio del Interior, valora positivamente las dos legislaturas en las que gobernó el PP, que "fueron muy productivas por la apuesta que hicimos por la regulación de los precursores químicos y del fondo de bienes decomisados, así como por los programas de prevención y de reducción del daño en cooperación con las autonomías y con otros países".
Además, "la lucha contra la droga llegó a las prisiones con planes como el de intercambio de jeringuillas y el de los tratamientos de sustitución con metadona", unas iniciativas, "entre otras, que el Partido Socialista dejó de desarrollar al hacerse cargo de nuevo del Ejecutivo", pues además de devolver el plan a Sanidad en 2004, "abandonó el modelo de oferta y demanda por otro que desatiende las necesidades en sustancias como el alcohol, que requiere una ley específica para los menores", concluye Robles.
Carlos Vara, colaborador con Manovel en los comienzos del plan y miembro de la comisión clínica actual, destaca que "la hipótesis de trabajo inicial era demasiado social". A Vara, psiquiatra de formación, le hubiera gustado que "se hubiera integrado el alcohol en el programa desde el principio, pero se centró en la heroína". A su juicio, "más que Plan Nacional sobre Drogas debió llamarse Plan Nacional de la Heroína", aunque el trabajo realizado "fue positivo en tanto que se limitó el consumo, se mejoró la atención a los adictos y se redujeron los contagios de sida por el sobreuso de jeringuillas".
El plan, junto con la puesta en marcha de iniciativas asistenciales como "la realizada por la Cruz Roja a comienzos de los 80", sirvió "para situar a España como referente frente al consumo de drogas en Europa", una situación frenada "por la falta del manejo del inglés y el francés, que dificulta el intercambio de experiencias con otros países".
Liderazgo y orgullo
No obstante, "en los 90 se promovió una atención multidisciplinar y se creó la comisión mixta Congreso-Senado", que fomentaron "el abordaje biológico, psicológico y social de los adictos". En el futuro "debe haber una coordinación mayor de todos los agentes, crearse más guías de buenas prácticas, promoverse la I+D y firmar más acuerdos entre Sanidad, Justicia e Interior para hacer frente con garantías al policonsumo".
Así, según Vara, "resultará más sencillo regular los modelos de las autonomías y liderar la lucha contra la drogadicción en Europa, pues como un francés con Francia, me siento orgulloso de haber participado en la creación y el desarrollo del plan".
Esta satisfacción es similar a la de Manovel, para quien el plan, que "es de las mejores cosas que he hecho en mi vida", se creó con un esfuerzo desinteresado "que es ahora más necesario que nunca para dar respuesta a todas las necesidades sociales, que cada vez evolucionan más rápido".
Adaptación ágil a los cambios constantes en el consumo
Carmen Moya es la actual delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. A su parecer, "el consumo de sustancias adictivas ha evolucionado tanto o más rápido que la propia sociedad" y el 25 aniversario del plan debe servir "para reflexionar sobre el trabajo realizado hasta ahora" y para homenajear a Ernest Lluch, "que fue capaz de poner en marcha en seis meses una iniciativa necesaria en la sociedad cuyos principios de actuación han perdurado hasta hoy a pesar de que la realidad de 1985 y la de 2010 son muy diferentes".
Mientras a mediados de los 80 las drogas "eran tenidas en cuenta por la sociedad como uno de los problemas más críticos según el Centro de Investigaciones Sociológicas, actualmente se encuentra a la cola de las preocupaciones de los españoles".
Aunque "la desaparición de los consumos es una utopía, está en nuestra mano hacer todo lo que podamos para reducirlo y minimizar el daño que las drogas causan a los ciudadanos". Es un objetivo en el que el plan "enmarca el esfuerzo constante que se está haciendo desde la delegación, la comisión mixta Congreso de los Diputados-Senado, las comunidades autónomas y las organizaciones no gubernamentales".Esta coordinación "es la base de la estrategia que la delegación aplicó entre 2000 y 2008 y la que está vigente, ya que consideramos que el consenso total es la mejor forma de afrontar los consumos cambiantes". Moya se refiere a la evolución que han experimentado las adicciones en España, "que han pasado de la heroína al policonsumo, con la cocaína, el cánnabis, las drogas sintéticas y el alcohol como protagonistas".
Junto con las actuaciones policiales, "estamos trabajando en la mejora de la información y la formación que tienen los ciudadanos y los profesionales sanitarios". Los primeros, "especialmente los menores, en las escuelas, el ámbito familiar y las redes sociales, un ámbito, este último, por el que estamos apostando y sobre el que celebraremos una jornada específica en otoño". Los segundos, "en atención primaria, un nivel asistencial en el que la prevención y el abordaje de las drogas deben ser mayores".
Moya reconoce que "todo lo que se ha hecho no ha sido perfecto", pero apunta que "contar con una estrategia común en Europa y crear comisiones de trabajo como la del Pacto de Estado por la Sanidad" es muy útil para reducir consumos "como el de alcohol en menores, que intentaremos frenar con un programa educativo con principios similares a los que empleamos en su momento con la cocaína". Esta iniciativa "está casi lista y será presentada después del verano".
jueves, 15 de julio de 2010
25 años de adicción a la lucha antidroga
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