jueves, 15 de julio de 2010

La Xunta constata que se empieza a tomar alcohol antes de los doce años

Advierte de que muchos de esos jóvenes pueden ser alcohólicos antes de la treintena

La última noche de San Juan, uno de los menores que ingresó por una intoxicación etílica en el hospital Teresa Herrera en A Coruña tenía solo once años. Ese hecho basta para hacer saltar las alarmas y abrir un amplio debate en torno al binomio menores y alcohol. Porque, tal y como constatan fuentes de la Consellería de Sanidade, la edad a la que los jóvenes se inician en el consumo de bebidas con graduación es cada vez más baja y empieza ya a estar por debajo de los doce años. A efectos estadísticos, podría decirse entonces que hay niños o preadolescentes que han probado alguna bebida de este tipo.

Esa fotografía fija dibujada por las cifras arrastra un importante problema de salud pública porque, tal y como añaden esas fuentes, muchos de los menores que ahora consumen elevadas cantidades de bebidas alcohólicas acabarán teniendo un problema de alcoholismo antes de los 28 años. El problema se agrava porque beben de forma muy concentrada durante los fines de semana, algo que tiene un efecto mucho más dañino que tomar la misma cantidad, pero espaciadamente.

Normativa

El proyecto de Lei de Prevención do Consumo de Bebidas Alcohólicas en Menores de Idade, hecho público el mes pasado por ese departamento de la Xunta, pretende poner coto a ese fenómeno. El objetivo principal es proteger al menor y unificar las legislaciones locales que regulan el tema en Galicia. Entre otras cosas, la nueva normativa autonómica otorgaría potestad a cualquier autoridad, desde a los profesores o a los propios policías locales, para prohibir esa práctica en sus respectivos campos de actuación.

Y además de las múltiples sanciones económicas por facilitar alcohol a menores que pueden llegar hasta más de 600.000 euros, establece una serie de sanciones basadas en la realización de cursos de reeducación. A ellos incluso podrían acabar yendo aquellos padres que permitan a sus hijos menores consumir alcohol.

Otra de las prácticas que pretende erradicar y que estaría totalmente penalizada es una de las utilizadas por muchos menores para hacerse con el alcohol que luego llevan al controvertido botellón. Es la de recurrir a un amigo mayor de dieciocho años para que vaya a comprar al supermercado o para que pida una copa en un local. La nueva ley castigaría también a esos intermediarios.

Una señal

La edad de inicio en el consumo no solo sorprende a la Administración, también a los propios jóvenes que ven cómo algunos de los que salen por la noche beben y beben «hasta caerse». Todo por hacerse ver en medio del grupo. «Hay gente que empieza y no para. Lo hacen para hacerse los gallitos. Otros saben cuándo ya no hay que continuar», apunta un grupo de jóvenes de entre 18 y 19 años.

La percepción que relaciona el consumo de alcohol con la edad es algo que preocupa a asociaciones como la de Ayuda a Familias de Drogodependientes (Adafad). La directora, Alicia Arce, explica que, aunque hay datos muy preocupantes como que el 29,1% de los jóvenes de entre catorce y dieciocho años aseguran haberse emborrachado en el último mes, hay también que dar a conocer la otra cara. Y es que existe otro 70% que no lo hace. Al destacar la cifra de los que consumen, apunta, parece que eso es lo normal «y los jóvenes piensan que no ocurre nada por hacer algo ligado a su edad, pero lo que hay que publicitar como normal es que la mayoría no bebe».

También advierte que hay una contradicción entre la alarma social que producen las cifras y lo que ocurre en realidad. Explica cómo «hay tiendas que ofrecen bolsas de papel que no llevan nombre cuando ven que el alcohol es para el botellón». Por otra parte, apunta como un factor influyente el cambio que ha habido en la relación entre menores y alcohol en los ochenta, cuando empezó a relacionarse con el ocio.

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