jueves, 23 de septiembre de 2010

ANTIDEPRESIVOS CONTRA EL TABACO

Un tratamiento sin garantía de éxito total ofrece una salida al cigarrillo por cerca de 300 euros.

Aproximadamente 80.000 ourensanos viven con la boca pegada al cigarrillo. 48.000 hombres y 30.000 mujeres inspiran los 4.000 químicos tóxicos del tabaco con fruición y, únicamente, un pequeño grupo de adictos se plantean eliminar las bocanadas de aire impuro. Para quienes dan el paso, el camino del éxito es la fuerza de voluntad. Ausentes de nicotina, decenas de ourensanos se integran cada año en el programa de deshabituación del centro de salud Nóvoa Santos, donde junto a los parches de sustitución, se ofrece tratamiento farmacológico con base de antidepresivo.

El tabaco tiene un poder devastador que supera los efectos fatales de las guerras, los accidentes de tráfico y el terrorismo. Según un estudio médico, 500 millones de personas que hoy viven en el mundo morirán por su adicción al tabaco. Dejarlo es más que un reto exigente. En el centro de salud Nóvoa Santos, de Juan XXIII, existe la opción de seguir un tratamiento de superación mediante parches o medicamentos con base de antidepresivo para combatir la dependencia a la nicotina y sobreponerse a la ansiedad.

El tratamiento farmacológico, cuando es recetado, se prolonga durante 3 meses y cuesta en torno a 300 euros, “una cantidad que todavía compensa con respecto al dinero que los fumadores pueden gastarse, durante el mismo periodo, en cigarrillos”. Lo afirma Antonio González, médico de familia en el centro de salud, e impulsor desde hace 15 años de un programa de deshabituación al tabaco en el que, semanalmente, se enrola una media de cuatro personas.

En la provincia de Ourense, según el Instituto Nacional de Estatística (INE), 78.780 personas son fumadoras. Un cálculo que corresponde al año 2006 y no tiene en cuenta a los menores de 16; pero, en todo caso, “solo el 1 ó el 2% de los fumadores deciden que quieren o que tienen que dejar el tabaco”, explica el galeno.

La elección se formaliza en la consulta. Según este programa, al paciente, del mismo modo que se le toma la tensión o se le comprueba el ritmo cardíaco, “se le plantea la pregunta inevitable: ¿estás dispuesto a dejar el tabaco? Además, se le da una explicación que dura 2 minutos sobre los efectos perjudiciales y las consecuencias para la salud que tiene el hábito”, explica González.

El adicto que da el paso se adhiere un tratamiento “que debe valorarse en función de cada caso. Existe un traje para cada fumador”, indica el médico. Una alternativa son los parches para sustituir el aporte de nicotina, el tratamiento con el medicamento, o una combinación de ambas posibilidades. “Son fármacos seguros aunque se tiene en cuenta los posibles efectos secundarios, teniendo especial cuidado con las personas que pueden tener algún problema de depresión”, puntualiza González.

Asumido el tratamiento, parte del éxito dependerá aún de la fuerza de voluntad del adicto. Algunas personas son capaces de dejarlo a la primera con ayuda del tratamiento; otros recaen cada 6 meses. Por regla general, un fumador con hábito logra dejar el tabaco al segundo o tercer intento”, calcula el médico, consciente de que los métodos puestos en marcha en el centro Nóvoa Santos “son todavía minoritarios” en el ámbito de Atención Primaria.

Ayuda del Concello

El médico de familia de Nóvoa Santos, pionero en la puesta en marcha de tratamientos para ayudar al fumador que huye del hábito, señala la posibilidad de recurrir al Concello de Ourense para recibir el apoyo de un psicólogo para dejar el tabaco.

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