Cumple 70 años la publicación de El libro grande, que les enseñó a los alcohólicos del mundo cómo dejar las copas. Sus doce pasos están hoy más vigentes que nunca
Cuando, el 10 de de junio de 1935, los estadounidenses Robert Smith y William Wilson fundaron el primer grupo de alcohólicos anónimos, jamás pensaron que décadas después sus métodos terapéuticos tendrían los usos que tienen hoy. ¿Cómo podrían imaginar que algo llamado Internet llegaría a existir, y que, además, alrededor de 30 millones de habitantes del mundo serían dependientes absolutos? ¿Cómo podrían suponer que del muy bien visto trabajo excesivo de aquellos días terminarían haciéndose adictos el 8 por ciento de los empleados del futuro? No podían siquiera sospechar que sus sencillos 12 pasos (ver recuadro) continuarían siendo acaso la mejor de las soluciones.
Pero así es. El método de los alcohólicos anónimos sigue siendo el más popular a la hora de trabajar las adicciones, que, por cierto, cada vez son más. Basta con dar una mirada en la red, para descubrir que cada día aparece una nueva adicción, y hoy en día podemos ser adictos a todo lo imaginable.
Luis Fernando Fajardo es psiquiatra y lleva años trabajando las depresiones y las adicciones. Al respecto comenta: "Ahora, por los cambios en las estructuras sociales y familiares, la gente está más expuesta, pero que los casos de adicción existen desde la antigüedad, siempre han acompañado al hombre".
El psicólogo Robinson Montoya, encargado del trabajo con adictos en la Clínica Retornar, está de acuerdo con esta idea, y añade que en el mundo académico se habla de "predisposiciones bio-psico-sociales", lo que implicaría que el factor genético sí importa (ser descendiente de adictos), el psicológico también (tener algún tipo de trastorno), así como el social (estar rodeado de dependientes); pero éstos funcionarían de manera entretejida, ligada, de manera que ninguno sería absolutamente determinante, y la adicción sólo se daría o cuando los tres están comprometidos o uno o dos son demasiado débiles ante otro.
Sin olvidar esta salvedad, los especialistas advierten que sí existiría una población de riesgo: los marcados por antecedentes familiares (aunque esto no implicaría, por poner un ejemplo, que el hijo del alcohólico será alcohólico); los que han pasado por trastornos de déficit de atención en la infancia (se sienten más cómodos en la adicción que en la vida real); los que sufren descontrol de impulsos (tienen dificultad para manejar el deseo por algo); y los de baja autoestima (requieren la estimulación de la adicción para sentirse a gusto).
Sin embargo, como bien lo dice Montoya, cada persona es una historia, cada caso es especial y necesita de ayuda precisa. Por eso, lo que sigue a continuación es apenas una pequeña guía, un asomo general a las más comunes adicciones de hoy, acompañado por testimonios de quienes reconocen que hace mucho tiempo pasaron la raya que separa el gusto por algo de la enfermedad.
domingo, 20 de septiembre de 2009
Los adictos del siglo XXI
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