La sustancia activa del cannabis, el THC, actúa sobre un área del hipocampo cerebral relacionada con la memoria y la representación espacial.
Que el consumo de marihuana y sus derivados provoca problemas de memoria es algo bien sabido. Sin embargo, el proceso concreto desencadenado por el tetrahidrocannabinol, el principio activo de esta planta, era una incógnita. Un grupo de investigadores de la U. Pompeu Fabra de Barcelona detalla en el último número de la revista 'Nature Neuroscience' su acción en el cerebro.
El proceso de adquisición de memorias, ya sea de conocimientos, valores, experiencias o habilidades, se divide en diferentes fases:
1. Primero, nos exponemos a aquello que vamos a aprender: la capital de Burkina Faso, cómo se usa un cuchillo...;
2. Luego, en nuestro cerebro tiene lugar el proceso de consolidación, unas 24 horas después. Si éste no sucede, entonces, no recordaremos.
Los descubrimientos realizados por Andrés Ozaita y Rafael Maldonado, especialistas en neurofarmacología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la universidad barcelonesa, sugieren que el conocido efecto deletéreo de los cannabinoides sobre la memoria se debe, precisamente, a la interrupción del proceso de consolidación.
"Los animales a los que les administramos delta-9-tetrahidrocannabinol [THC] después de haber 'aprendido' una tarea no lo recordaban un día después", ha explicado a elmundo.es Ozaita. "Eso quiere decir que la exposición a estas sustancias interfiere en la consolidación de la memoria", añade el investigador.
Una compleja cascada de acontecimientos
El THC es una sustancia que pertenece a la familia de los cannabinoides. En nuestro cerebro existe un sistema que funciona con moléculas del mismo 'linaje', el endocannabinoide, que "interviene cuando es necesario disminuir el nivel de excitación neuronal", señala Ozaita. Para realizar su misión, estas moléculas se unen a los receptores cannabinoides (CB).
La sustancia activa del cannabis, el THC, actúa sobre los CB1, situados en unas neuronas del hipocampo, estructura relacionada con la memoria y la representación espacial. Cuando los cannabonoides se unen a los receptores de las interneuronas gabaérgicas, nombre concreto de estas células nerviosas, causan la activación de una vía de señalización molecular involucrada en el control de la síntesis de proteínas.
"La hipótesis de nuestro trabajo era que el incremento anómalo de la síntesis de proteínas en las sinapsis podía causar los problemas de memoria", señala Ozaita. Y sobre ella dispusieron sus experimentos, que confirmaron que la activación excesiva de la vía molecular mTOR, provocada por el THC, está asociada con déficits en la memoria.
En el futuro, este equipo científico planea estudiar los efectos de la exposición crónica a esta sustancia, "comprobar si a largo plazo se produce tolerancia, como ocurre con los opioides" y "descubrir la relación exacta entre el sistema endocannabinoide y la memoria", concluye este investigador.
domingo, 30 de agosto de 2009
¿Por qué el cannabis afecta a la memoria?
Alcohólicos saben disimular su adicción, sobre todo las mujeres
"Es más común que las mujeres pasen inadvertidas porque hay un estigma social", dijo Robert Swift, siquiatra especializado en adicciones de la Brown University de Providence, Rhode Island, EE.UU.
Carol Colleran llegó a ingerir diez cervezas por la noche durante la semana. Más en los fines de semana. Al día siguiente se aparecía en el hospital donde trabajaba en un puesto administrativo.
Se sentía mal, medio aturdida. Pero disimulaba y se paseaba por los corredores saludando a la gente. "Me sentía mejor si me sentaba", comenta ahora. Está segura de que nadie, ni siquiera el personal del centro de tratamiento de adictos del hospital, se dio cuenta de que era alcohólica, afirma la mujer, quien hoy tiene 72 años y ha superado el problema que la acosó durante un cuarto de siglo.
El tema de los alcohólicos que pasan inadvertidos cobró actualidad a fines de julio cuando una mujer que transportaba en un auto a cinco niños se metió a contramano en una autopista y provocó un choque en el que murieron ella y otras siete personas. Los análisis indicaron que estaba ebria y había fumado marihuana.
Su esposo niega que fuese una alcohólica.
Si lo era, afirman expertos, es posible que se lo hubiera ocultado a colegas, amigos e incluso familiares. Los alcohólicos, señalan, saben disimular. Especialmente las mujeres.
"Es más común que las mujeres pasen inadvertidas porque hay un estigma social", dijo Robert Swift, psiquiatra especializado en adicciones que enseña en la Brown University de Providence, Rhode Island. Con frecuencia toman vodka, que es difícil de detectar en el aliento. En el auto de Schuler se halló una botella de vodka.
O beben cuando no hay gente alrededor. Por ejemplo, a la mañana, después de que los niños se fueron a la escuela. También toman bebidas incoloras, que hacen pasar por agua. O se las ingenian para esconder la bebida en sitios inesperados.
"Sé de casos en los que escondían las botellas en las tejas del techo, en los colchones o detrás de estantes de libros", dijo Swift.
Las mujeres sienten una necesidad mayor de ocultar su adicción porque no quieren alterar la vida de la familia, según Petros Levounis, director del Instituto de Adicciones del St. Luke’s-Roosevelt Hospital Center de Nueva York.
Dado que lo ocultan tan bien, a menudo bebiendo a solas, el problema no solo es más difícil de detectar sino que se hace más grave.
"Con las mujeres no surgen las banderas rojas que generalmente aparecen en estos casos", dijo Levounis, quien enseña en la Universidad de Columbia. "Los hombres trabajan de nueve a cinco, llegan tarde a casa, se manejan con torpeza. La gente se da cuenta de que algo pasa. Tal vez pierdan sus trabajos, pero salvan sus vidas".
Hay muchos trucos. A lo largo de 20 años, William C. Moyers dice que "me las ingenié bastante bien" para disimular sus adicciones.
Por ejemplo, por cada trago que tomaba en público, "bebía otro en el baño".
"Uno abiertamente, otro a escondidas". En cuando a la marihuana y la cocaína, las consumía a solas.
"Mi esposa no tenía idea de que era un adicto", comenta Moyers, quien hoy es director ejecutivo de un centro de tratamiento de adictos en Hazelden, el Center for Public Advocacy. (También fue periodista y es hijo del popular periodista televisivo Bill Moyers).
Moyers dice que los familiares con frecuencia se niegan a ver la realidad. "Nadie reconoce el problema, ni el individuo ni la familia", manifestó. "Nadie saca las conclusiones que hay que sacar".
Colleran, quien lleva 27 años sobria y es vicepresidenta de otro centro para adictos, el Center of Older Adult Recovery en el Centro Hanley de la Florida, dice que la gente a su alrededor se negaba a admitir que era alcohólica, en parte, tal vez, porque tenía hijos.
"Mis vecinos me dijeron que no tenían ni idea", expresó Colleran. "Pero me veían con una cerveza todos los días. Hice asados en los que no conciné del todo el pollo y nadie pensó que tenía un problema".
Consumo de drogas lícitas e ilícitas en escolares y factores de protección y riesgo
Consumption of licit and illicit drugs in students and the factors of protection and risk
Carmen Gloria Fraile DuvicqI; Náyade Riquelme PereiraII; Ana Maria Pimenta CarvalhoIII
RESUMEN
Los objetivos de la investigación fueron identificar la población consumidora de drogas lícitas e ilícitas entre escolares de sexto año básico de escuelas municipalizadas urbanas de Chiguayante, conocer los niveles de riesgo e identificar los factores de riesgo y protección. Estudio descriptivo, transversal, correlacional. El instrumento aplicado a 301 escolares, fue el Dusy Abreviado. Las variables fueron sometidas a análisis estadístico descriptivo - comparativo mediante el test de Chi - Cuadrado de Pearson y ANOVA. Hubo 60% de consumidores de drogas lícitas, iniciados entre los 8 y 11 años. La prevalencia de vida del consumo de tabaco y alcohol fue de 18,7% y 16,3% respectivamente. El 85% de los varones mostró inclinación al consumo, de los cuales 69% tiene entre 11 y 12 años. Existen preferentemente consumidores de drogas lícitas. Las conductas asociadas al factor de riesgo personal fueron las más relevantes, las de protección se asociaron principalmente al factor protector microsocial. Todos estaban sometidos a diversos niveles de riesgo.
Descriptores: consumo; drogas lícitas e ilícitas; escolares; factores de riesgo y protección; enfermería
ABSTRACT
The aims of the investigation were identify the population that consumes licit and illicit drugs among students of sixth primary, from municipal urban schools of Chiguayante, know the levels of risks and identify risks factors and protection. Descriptive, transversal, correlate study. The instrument applied to 301 students was the Dusy Abreviado. The variables were subjected to a stadistic descriptive - comparative analysis through the test of Chi - Cuadrado de Pearson and ANOVA.There was 60% of the consumers of licit drugs, that began consumption between 8 and 11 years. The prevalence of use of tobacco and alcohol was 18,7% and 16,3% respectively. The 85% of men showed inclination to the consumption, from which 69% is between 11 and 12 years old. There are mainly abusers of licit drugs. The behaviours associated to the personal risk factor were the most relevant, the ones of protection were mainly associated with the micro-social protective factor. All subjects were submitted to different levels of risk.
Descriptors: consumption; licit and illicit drugs; students; risk and protective factors; nursing
INTRODUCCIÓN
La adolescencia es el comienzo de un período de gran vulnerabilidad por los aspectos biopsicosociales que debe enfrentar el adolescente. Todos comparten el mismo proceso de crecimiento y desarrollo, pero las características sociales y culturales de cada uno influyen notablemente en el proceso de hacerse mayor. El proceso de desarrollo social implica para el adolescente cumplir ciertas tareas, entre ellas está establecer una identidad personal y grupal además de separarse gradualmente de los padres. Entre los problemas externos que deberá enfrentar el adolescente, se cuentan las drogas. El fenómeno de las drogas es altamente complejo, multicausal, que no reconoce límites territoriales ni sociales, tampoco de edad.
El término droga se utiliza, actualmente, como sinónimo de sustancia psicoactiva que tiene un efecto dañino para el sujeto que la consume. Por consumo de sustancias se entiende el introducir un producto químico que afecta al organismo, incluidas sustancias legales, ilegales o medicinales y, por abuso de sustancias, cuando éstas alteran la percepción del individuo, o sea alteran su sistema nervioso central, pudiendo intensificar o deprimir el estado de ánimo o las emociones. La drogodependencia caracterizada por la presencia de signos y síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos indican que el individuo ha perdido el control sobre el uso de sustancias psicoactivas y las sigue consumiendo a pesar de sus consecuencias adversas. Sin embargo, se puede precisar que en la aparición del consumo de drogas se combinan tres aspectos, el farmacológico que representa la droga y su poder adictivo, la interacción social, dada por la familia, escuela, comunidad y sociedad y la presencia de un sujeto vulnerable.
Un estudio realizado en Chile menciona que el abuso de sustancias ha sido identificado como un problema mayor en la salud mental, física y económica. La realidad chilena presenta ciertos problemas de salud mental, como la violencia delictual en el medio escolar y el consumo inmoderado de alcohol, problemas que están ocurriendo cada vez a edades más tempranas. En 1995 uno de cada cinco detenidos por delitos era menor de edad, en 1997 era uno de cada tres. Todas las sustancias psicoactivas usadas en forma abusiva producen aumento del riesgo de accidentes y de violencia, particularmente en adolescentes por la baja percepción del riesgo.
Un estudio presentado por el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE), presenta conclusiones comparativas de tres períodos 1995, 1997 y 1999, entre ellas una disminución en la edad de inicio del consumo de drogas ilícitas y cierta estabilización en la edad de inicio de drogas lícitas. Otro estudio realizado por este mismo organismo presenta un aumento en el consumo de drogas lícitas en el grupo de los 12 a 18 años de edad, particularmente en el consumo de alcohol, el que incrementa de un 41,1% en 1996 a un 46,8% en el 2000, y respecto del consumo de drogas ilícitas, éste aumentó de un 0,6% a un 5,2% en igual período.
Los adolescentes que presentan posibilidades de abuso de sustancias son los que están sometidos a diferentes factores de riesgos. La literatura científica reconoce factores de riesgo psicosociales que afectan a los adolescentes entre los que destacan el ambiente familiar, la influencia de los pares, las destrezas sociales y las características de personalidad. Ellos determinan o aumentan la posibilidad del consumo de drogas, pero existen otros que reducen la posibilidad del consumo, conocidos como factores protectores, situados en los ámbitos mencionados. La manera de cómo estos factores operen, no es constante ni estable, su interacción es dinámica y se modifica de manera interactiva durante el curso de la vida. Existen factores inductores como problemas de conducta o alteraciones mentales, y factores condicionantes como la curiosidad, la presión del grupo y la disponibilidad de drogas, entre otras, proporcionando condiciones para el consumo.
El uso y abuso de drogas en adolescente genera problemas físicos, agudos o crónicos, a corto, mediano o largo plazo, problemas económicos a la familia y sociedad, también problemas morales asociados por ejemplo a la permisividad sexual. Los problemas en el proceso de aprendizaje se verifican al disminuir la capacidad de concentración, de síntesis y organización del material, de aprender conceptos nuevos, de aplicar principios nuevos a problemas específicos, de enjuiciar tareas y situaciones complejas, y tomar decisiones adecuadas y a tiempo. A todo lo anterior incorpora la inhibición del interés por el otro sexo, la apatía social y desinterés por los deportes y otras entretenciones. Por último, "el consumo de drogas impide al adolescente el normal paso de la adolescencia a la edad adulta, pues la droga lo induce a desarrollar una actitud egocéntrica centrada en el presente".
Conciente que la búsqueda de soluciones es de carácter colectivo, este estudio pretende contribuir a la detección precoz de factores de riesgo y de protección, para según corresponda, realizar intervenciones de carácter primario y/o secundario. Para lograr lo anterior esta investigación se propuso los siguientes objetivos: identificar la población consumidora de drogas lícitas y ilícitas entre los escolares de sexto año básico de las escuelas municipalizadas de la Comuna de Chiguayante, describir la población escolar y particularmente aquella consumidora según ciertas variables sociodemográficas, identificar factores de riesgo y protección personales y microsociales presentes en los escolares, y finalmente conocer los niveles de riesgo e índices de severidad en torno a las conductas presentadas por los escolares.
MÉTODO
La investigación realizada fue de tipo descriptivo, transversal y correlacional. El universo estuvo constituido por la totalidad de los escolares de la Comuna de Chiguayante. La población diana estuvo formada por los alumnos de sexto año básico de las escuelas municipalizadas de la Comuna, y la población disponible debía contar con la autorización por escrito de los padres o apoderados además de no pertenecer a hogares infantiles. De esta población accesible, se alcanzó finalmente la muestra cuyo número fue de 301 escolares. El tamaño muestral se obtuvo fijando un 95% de confianza, y se realizó por medio de una distribución porcentual - proporcional a las escuelas, la que consideró remplazar a aquellos alumnos que no desearon participar.
Previo a la investigación se realizaron contactos con la Dirección Comunal de Educación para obtener autorización y antecedentes, con los directores y profesores jefes de cada establecimiento para presentarles el proyecto y solicitarles colaboración. Los profesores jefes de cada curso hicieron llegar una nota informativa a los padres de los alumnos seleccionados, que explicaba brevemente el objetivo de la investigación y la invitación a participar de ella, acompañada del Consentimiento Informado, el que debía retornar firmado. La encuesta fue autoaplicada previa instrucción del docente en una sala exclusiva y dedicando el tiempo requerido por cada adolescente.
La recolección de los datos se obtuvo a través del Cuestionario DUSI Abreviado (Abreviación del Drug Use Screening Inventory). Instrumento diseñado para cuantificar y categorizar los indicadores del consumo de drogas, en relación con el estado físico, emocional, psicosocial, familiar y académico del adolescente. El cuestionario consta de tres partes: primero la identificación del escolar, luego un cuerpo de 48 preguntas que hacen referencia a conductas o acciones problemáticas, las que se agrupan en áreas problemas o escalas, ellas son escala de conducta, emocional, familia, académica, grupo de pares, recreación, agresividad, depresión y drogas. Cuando las interrogantes se presentan siempre o casi siempre o muchas veces, son catalogadas de riesgo. Por el contrario, cuando las respuestas se presentan en las opciones nunca o casi nunca, no representan mayor riesgo. Es posible determinar el índice de severidad de cada escala, lo que equivale al grado de riesgo frente al consumo de drogas. Finalmente una nómina de drogas lícitas e ilícitas, edad y frecuencia del consumo. Entre las ventajas de este cuestionario está su rápida aplicación, y no requerir de entrenamiento previo.
El instrumento fue validado por medio de una prueba piloto practicada a un 10% del valor de la muestra, a una población distinta pero, con iguales características en edad y tipo de escuela.
Para medir la confiabilidad del instrumento en su totalidad y de cada una de las escalas, se aplicó el coeficiente Alpha de Crombach, el que resultó en su escala global altamente confiable, 0,91 lo que se tradujo en alta consistencia y homogeneidad. En el procesamiento de los datos se utilizó el programa estadístico SPSS en su versión 8.0, el que permitió realizar el análisis estadístico descriptivo y las comparaciones (test de Chi - Cuadrado de Pearson y ANOVA) de las variables en estudio. Estas fueron agrupadas en variables dependientes, consumo de drogas lícitas e ilícitas y las independientes como las sociodemográficas, las asociadas al consumo de drogas lícitas e ilícitas, y las asociadas a conductas de riesgo y de protección.
RESULTADOS
La distribución por sexo de la muestra fue homogénea, con el 93% de las edades entre los 11 y 13 años. El último promedio de notas de estos escolares estuvo por sobre el mínimo aceptable, que corresponde a un promedio 4. De los 301 escolares, 293 respondieron la encuesta, de ellos 80 han consumido alguna vez en su vida drogas lícitas, vale decir alcohol y/o tabaco. De los 290 alumnos que respondieron respecto al consumo de drogas ilícitas, (marihuana, cocaína, estimulantes, tranquilizantes, pasta base, heroína e inhalantes) 9 declararon haberlas consumido, y de éstos, 6 presentaron alguna modalidad de consumo de drogas lícitas, significa por lo tanto, que 3 alumnos consumieron sólo alguna vez en su vida drogas ilícitas. La prevalencia de vida para estas drogas, fue de 27,3% y 3,1% respectivamente.
Según lo anterior, la variable consumo de drogas lícitas fue superior en prevalencia, por ello que el análisis estadístico de las variables sociodemográficas se realizó en torno a ellas. De los 80 alumnos consumidores, 25 sólo consumían alcohol, 32 sólo tabaco y 23 ambas drogas, en tanto que 48 han consumido alcohol y 55 tabaco.
Al combinar las variables consumo de drogas lícitas y la edad de inicio, se verifica que para ambas drogas el consumo fue mayoritariamente entre los 8 y 11 años. La edad de inicio del consumo de ambas drogas lícitas, se presentó según la información obtenida, a los 5 años, dato que resulta poco creíble, pero probable. Situación similar presentan dos escolares que denuncian consumo de ambas drogas lícitas y casi la totalidad de drogas ilícitas, sin especificar la frecuencia ni las edades en que estas últimas fueron consumidas, dato que resulta igualmente poco creíble, pero probable. El 80% de quienes consumieron alcohol y 60% de quienes consumieron de tabaco lo hicieron entre estas edades (Tablas 1 y 2).
Existe una alta significación estadística (p = 0,000) entre consumo de drogas lícitas y disponibilidad de drogas (referido a accesibilidad), destacando que entre los 80 alumnos consumidores de drogas lícitas, el 30,4% estaría dispuesto a consumir cualquier droga si estuviera a su alcance, respuesta emitida por aquellos que consumen ambas drogas, y los que consumen sólo una droga lícita (5,3%), harían lo mismo al disponer de ellas. Otro hecho destacable es un grupo importante de alumnos vulnerables (12,6%), en cuanto posibles consumidores, pues no mostraron una negación al consumo si dispusieran de ellas. Existe también una importante significación estadística entre las variables disponibilidad de drogas y sexo (p = 0,005), los varones muestran mayor inclinación hacia el consumo, un 84,6% a diferencia de las mujeres con un 15,4%. Igualmente existe una alta significación estadística entre las variables disponibilidad de drogas y edad, el 69% de los que dicen que consumirían si dispusieran de ellas tienen 11 y 12 años (Tabla 3).
La frecuencia del consumo de alcohol mensual, fue posible calcularlo al 50% de los alumnos consumidores, en tanto que a los de tabaco sólo a un 45%, ya que el resto no respondió la interrogante. La alternativa más reiterada al medir la frecuencia del consumo de alcohol fue, sólo una vez al mes, con un 33,8% y en el caso del tabaco la misma opción se presentó en un 30,8%, comparada con la alternativa, más de una vez al mes, que para el alcohol fue de 16,3% mientras que para el tabaco un 25,1% (p = 0,000 para la frecuencia consumo alcohol último mes y p = 0,064 frecuencia consumo tabaco último mes).
Se identificaron conductas de riesgo, entendidas como acciones o actitudes que pueden facilitar mayor inclinación al consumo de drogas lícitas o ilícitas y poner la salud del adolescente en dificultades a corto, mediano o largo plazo, a nivel personal y micro social, a partir de los porcentajes más elevados encontrados en los escolares consumidores y no consumidores. Así, entre aquellos que han consumido drogas lícitas las conductas de riesgo más frecuentes fueron aquellas que hacían referencia a factores de riesgo personales, a diferencia de aquellos no consumidores, cuyas conductas de exentas riesgo, traducidas en conductas protectoras, (acciones o actitudes en orden a potenciar o mantener la salud del adolescente, que pueden reducir la inclinación al consumo de drogas) hacían referencia a factores protectores micro sociales (Tablas 4 y 5).
Este estudio confirmó la alta significación estadística entre nivel de riesgo, traducido en distintas probabilidades de ocurrencia del consumo de drogas lícitas e ilícitas y el número de escolares consumidores de drogas lícitas, evidenciando una tendencia, a mayor nivel de riesgo mayor número de alumnos consumidores, y a la inversa (p = 0,000). Cabe destacar que fue posible calcular el nivel de riesgo sólo al 56,1% de los escolares, dado al número de respuestas obtenidas, y que no hubo escolares exentos de riesgo. Los alumnos de alto riesgo fueron el 26,6% y los de mínimo riego el 42,0%.
Otro aspecto evaluado fue el índice de severidad, el que expresa el grado de intensidad en que está afectado el funcionamiento del sujeto, aplicado a cada escala y al total de ellas, el fue más relevante en las escalas de depresión y emocional.
DISCUSIÓN
La prevalencia de vida del consumo de alcohol y tabaco obtenido en este trabajo fue de 16,3% y 18,7% respectivamente. La prevalencia de vida según el tipo de consumo de droga lícita a nivel nacional, aportada por un estudio realizado en diversas comunas del país fue de un 73,2% para el alcohol y un 59,2% para el tabaco, eso sí teniendo en consideración, que esta prevalencia fue calculada en escolares de 8º básico a 4º medio. Al comparar los resultados obtenidos con otra de las comunas de la provincia, Concepción, ella muestra cifras igualmente superiores a las encontradas en el presente estudio con una prevalencia de vida para el alcohol en escolares del mismo grupo de un 69,1%, y para el tabaco de un 60,4%.
En el intento de aproximarse a la edad de los escolares, el mismo informe presenta un grupo de edad inferior a los 14 años, el cual presenta una prevalencia de vida a nivel nacional para el alcohol de 52,4% y para el tabaco de 43,9%, que al ser comparados con los resultados obtenidos en esta investigación son más próximos pero, igualmente superiores. Otro estudio del CONACE realizado a nivel Nacional 2001 presenta una prevalencia anual y mensual para el consumo de alcohol, en escolares menores de 14 años, de un 42,1% y 17,8% y para el tabaco en 40,9% y 25,7% respectivamente. Al comparar estas cifras con las de este estudio encontramos similitud en la prevalencia anual pues, ella fue de un 50 % para el alcohol (p = 0,000), y para el consumo de tabaco fue de un 55% (p = 0,064). Respecto a la prevalencia mensual es también muy similar si es comparada con aquella alternativa, más de una vez al mes, cuyos porcentajes presentados por este estudio fueron de 16,3% y 25,1% para el alcohol y tabaco.
La prevalencia de vida muestra una tendencia distinta de la nacional, es decir más alta la del consumo de tabaco respecto al alcohol, pero la prevalencia mensual muestra la misma tendencia, es decir, mayor para el consumo de tabaco que para el del alcohol.
La edad entre los 8 y 11 años marcó el inicio del consumo de alcohol y de tabaco, en el 80% de los que han consumido alcohol y en el 60% de los que han consumido tabaco. En ambos caso no existe asociación estadística.
La marihuana fue la droga ilícita más consumida por los nueve escolares, tendencia confirmada por otros estudios chilenos liderados por el CONACE.
Entre los resultados que destacaron por lo inesperado, estuvo el último promedio de notas, ya que no hubo alumnos consumidores que presentaran entre sus promedios calificaciones insuficientes, más bien eran buenas y muy buenas, hecho que contrasta con antecedentes aportados por los llamados factores de riesgo, que asocian el consumo de drogas al bajo o escaso rendimiento escolar.
La disponibilidad de droga (p = 0,005) muestra que un 83% de escolares se mantiene firme en la postura de no consumirlas, sólo un 4,4% lo haría si dispusiera de ellas, y de éste un 1,4% corresponde a alumnos que aún no han consumido. De éstos posibles iniciadores en el consumo de drogas, el 84,6% correspondería a varones (0,005) y las edades de los interesados estaría preferentemente entre los 12 y 11 años, con un 54% y 16% respectivamente (p = 0,000).
El consumo por otro familiar corroboró que ambas formas de consumo, es decir, alcohol o tabaco independientes, o alcohol más tabaco, estuvieron precedidas por un modelo. (p = 0,27) Pero, un vasto grupo de escolares no consumidores de drogas lícitas sí estuvo expuesto a un modelo, aunque desconocido para quién realizó este estudio. El padre y los hermanos influyen fuertemente a través del refuerzo y modelaje.
Las conductas calificadas de riesgo en los escolares consumidores de este estudio, estuvieron preferentemente centralizadas en la escala de depresión y emocional, mientras que la escala académica, familia y conducta centralizó preferentemente las conductas de protección en el grupo de no consumidores. Entre los factores más importantes para desencadenar el uso de drogas en adolescentes, en escuelas públicas de Brasil, han sido las emociones y los sentimientos asociados a intenso sufrimiento psíquico, como depresión, culpa, ansiedad y baja autoestima(14). Por otra parte, un estudio sobre síntomas asociados al consumo de drogas en adolescentes costarricenses mostró que los estudiantes que reportan consumo de alcohol y de tabaco tenían el doble de probabilidad de presentar síntomas de depresión(15). Las conductas como frecuentes ganas de llorar y sentirse triste, estuvieron también a la base de sus resultados. Por lo tanto, la información obtenida en este estudio, sólo viene a confirmar aquellas conductas que pueden ser predictivas del consumo de drogas y por lo tanto base para programas locales de prevención.
Se les pudo calcular los niveles de riego sólo al 57% de los alumnos, todos ellos presentaron algún grado de riesgo. La tendencia es que a mayor nivel de riesgo mayor número de alumnos consumidores (p = 0,000).
Los índices de severidad mayores estuvieron es las escalas de depresión y emocional, (sig = 0,001 y 0,000 respectivamente) lo que es coincidente con los datos obtenidos. Las conductas de mayor riesgo fueron aquellas que pertenecían a estas escalas.
Entre las limitaciones del estudio estuvo el realizar una encuesta autoaplicada, quizás una encuesta personal habría asegurado una mayor comprensión de las preguntas evitando así inhabilitación de respuestas, pese a que en su momento se realizó la prueba piloto sin que ella evidenciara falta de comprensión por parte de los alumnos. Se percibe una segunda limitación y ella se refiere a que hubo escolares y familias de escolares que se negaron a responder la encuesta, evidenciando un sesgo, pues era posible que esos escolares o sus respectivos familiares fuesen precisamente consumidores. Por lo tanto hubo variables que no fueron consideradas y otras que faltó precisar.
Es importante realizar investigaciones destinadas a elaborar instrumentos que permitan la detección cada vez más precoz de circunstancias favorables al consumo, además de aquellas que evalúen el impacto de las diversas formas de prevención y tratamiento.
CONCLUSIONES
Conclusión, según los objetivos propuestos, se confirma la existencia de una población escolar consumidora de drogas lícitas con edad de 11 años en el 45% de los casos. La edad de inicio en el consumo de drogas lícitas se presentó sobre el 60% de los casos entre los 8 y 11 años. Los resultados respecto del consumo de drogas ilícitas no han parecido confiables por las razones antes expuestas. Respecto a las variables estudiadas que dicen relación a los factores de riesgo y de protección, ellas sólo vienen a confirmar lo que tantos notables dicen respecto del tema. Conductas personales a nivel de las emociones estuvieron relacionadas a factores de riesgo, y conductas micro sociales relacionadas con la familia y la escuela fueron parte de los factores de prevención de este grupo escolar. El cálculo de los niveles de riesgo acusó una población escolar sometida a diversos grados de riesgo de consumir drogas.
Por tanto, es necesario comprometer a los más diversos actores de la sociedad en la creación e innovación de estrategias de prevención primaria, secundaria y terciaria, que permita fortalecer a aquellos jóvenes no consumidores y detectar precozmente los ya consumidores, para evitar la consolidación de la adicción y detener la progresión del daño y de las secuelas.
jueves, 27 de agosto de 2009
Factores de riesgo asociados al uso de drogas en estudiantes adolescentes
Risk factors associated with drugs abuse among adolescent student:
Ever Agustín Osorio RebolledoI; Neris Marina Ortega de MedinaII; Sandra Cristina PillonIII
IDepartamento Básico de Enfermería, Escuela de Enfermería, Universidad de Carabobo, correo electrónico: eosorio@thor.uc.edu.ve
IIDepartamento Medico Quirúrgico, Escuela de Enfermería, Universidad de Carabobo
IIIDocente de la Escuela de Enfermería de Ribeirão Preto, de la Universidad de São Paulo, Centro Colaborador de la OMS para el desarrollo de la investigación en enfermería, correo electrónico: pillon@eerp.usp.br
RESUMEN
Objetivo Identificar factores de riesgo asociados al uso de drogas lícitas e ilícitas en estudiantes adolescentes de ambos sexos cursantes de educación básica y diversificada de instituciones públicas diurnas. Métodos Con base a un estudio descriptiva, de campo y transversal fue realizado estudio en el año 2002 en el Municipio Naguanagua, Estado Carabobo, Venezuela. Se utilizo un cuestionario anónimo auto aplicado denominado Test Drug Use Screening Inventory (DUSI) para adolescentes versión Venezuela, fue respondido por una muestra probabilística sistemática estratificada por año de estudio de estudiantes adolescentes de 12 a 17 años de edad de ambos sexos, de dos instituciones educativas públicas diurnas de educación básica y diversificada. Resultados Las áreas de riesgo alto asociadas al uso de drogas lícitas e ilícitas son las de familia y salud mental; mientras que en las de riesgo moderado se encuentran las áreas de recreación, conducta y escuela; y las de riesgo bajo pares, habilidades sociales y uso de drogas. Los resultados del Índice de Severidad Total, es alto. Esto es un indicador de que el adolescente venezolano presenta más riesgo de uso de drogas lícitas e ilícitas, pero al mismo tiempo presenta menos uso de drogas. Lo que pudiera indicar cómo la presencia de factores de protección interactúan con los factores de riesgo, para modificar el efecto de éstos.
Descriptores: DUSI; factores riesgo; uso de drogas; lícitas; ilícitas; adolescentes; enfermería
ABSTRACT
This study aims to identify risk factors associated with licit and illicit drugs abuse among adolescent students in various public institutions. Methods: a descriptive study was carried out in Naguanagua, Carabobo, Venezuela and applied the Test Drug Use Screening Inventory questionnaire to an age-stratified sample, involving students between 12 and 17 years old. Results: high-risk areas associated with drugs abuse were family and mental health, while recreation, behavior and school are considered moderate risks. Peers, social abilities and drugs use were identified as low-risk factors. The Total Severity Score is high, which may indicate that Venezuelan adolescents present higher risks for licit and illicit drugs abuse. At the same time, they present lower drugs use rates, that is, the presence of protective factors interact with and modify the risk factors.
Descriptors: DUSI; risk factors; drugs use; licit; illicit; adolescents; nursing
INTRODUCCIÓN
La adolescencia puede ser considerada como un período saludable en el ciclo vital y también una fase crucial en la vida de los individuos en términos de formación de hábitos de conducta y de modelos de socialización, transformando toda la segunda década de la vida en un período de transición. Es una etapa en que las influencias externas adquieren importancia progresiva: quizás, a mayor independencia de esta fase etaria, cuando es comparada con la anterior, el adolescente se torna más vulnerable en el contexto en que se desenvuelve. De forma diferente, el contexto influencia su salud en su desarrollo físico y psicosocial(1).
Las influencias del contexto, acrecentadas por el hecho de que la adolescencia es una época de experimentación natural, llevan al aparecimiento de comportamientos de riesgo: inicio precoz de actividad sexual, ausencia de utilización de protección en el acto sexual, bajos niveles de actividad física, uso de alcohol y otras substancias psicoactivas(1).
En los últimos años, el uso de drogas ha aumentado en el mundo y Venezuela no es una excepción, persistiendo cada vez más la preocupación de la sociedad y de las autoridades públicas.
En efecto, un estudio dirigido a determinar las actitudes y uso de sustancias psicoactivas en estudiantes de educación básica y diversificada en planteles públicos y Privados, administrado a una muestra de seis mil seiscientos noventa y siete estudiantes de todo el país, pudo observar que los datos revelan abuso considerable de sustancias psicoactivas lícitas (alcohol y tabaco) e ilícitas (cocaína, bazuco y marihuana), por lo que ha aumentado su incidencia en Venezuela, especialmente en la edad de quince años. En la etapa de los 13 a 14 años se inicia el consumo de alcohol y tabaco en el 82,9% de la población general objeto de la pesquisa. En el caso de los jóvenes adolescentes escolares, indica una prevalecía de un 23,8% para el uso de alcohol.
En un estudio retrospectivo realizado en adolescentes de 14 a 17 años de edad, con el objetivo de conocer algunos factores asociados al consumo de drogas en adolescentes en hogares de áreas urbanas de México en base a la Encuesta Nacional de Adicciones, se estudiaron las variables independientes relacionadas con las condiciones sociales, culturales, demográficas, ocupacionales, de vivienda y salud; las variables dependientes las constituyeron el uso de tabaco, bebidas alcohólicas y drogas. Los resultados obtenidos muestran marcadas diferencias en el patrón de consumo de drogas y de factores asociados en hombres y mujeres, la prevalecía en el patrón de consumo de drogas en adolescentes del sexo masculino fue de 4,5% y en el sexo femenino de 2,0%. Las drogas ilícitas mas utilizadas fueron la marihuana y solventes inhalantes y las de mayor consumo fueron la marihuana, cocaína y solventes inhalables. Este grupo concluyó que las variables que mejor explican la probabilidad de ser o no consumidor de drogas entre adolescentes son fumar, consumir bebidas alcohólicas y tener padres y amigos usuarios de drogas.
En estudio de los factores que se relacionan con el inicio, el uso continuado y el abuso de substancias psicoactivas en población estudiantil de enseñanza media y media superior del Distrito Federal de México, el análisis efectuado sugirió que el ser hombre y cursar la preparatoria eran factores importantes que diferenciaban a los usuarios de los no usuarios, estas dos variables junto con tener mayor edad, diferenciaron a los estudiantes que habían usado más de una substancia de aquellos que usaron solo una, sin embargo, no tuvieron influencia en la decisión de solamente experimentar e interrumpir el uso o continuar usando sustancia. Variables significativas fueron también el percibir fácil acceso, el tener amigos, conocidos o familiares que usaron substancias, la aprobación de los padres y la baja percepción de riesgo. Los estados de ánimos displacenteros diferenciaron solamente a usuarios y no usuarios, no así la ideación suicida que se incrementa con el uso. El percibir información sobre el uso de drogas de los amigos influyó en la decisión de experimentar y de usar más de una substancia, finalmente, los patrones más severos estuvieron asociados con la percepción de que no existen consecuencias para la intoxicación dentro de la escuela.
Una investigación cuyo objetivo era determinar el curso de mayor riesgo en escolares varones frente al consumo de alcohol, utilizó una muestra representada de dos comunas: Viña del Mar y Rancagua, conformada por 460 escolares de 5º a 8º básico con padre o sustituto presente en el hogar. En ella se aplicó un cuestionario anónimo englobando las áreas: relaciones familiares, influencia del medio y del grupo par. La misma produjo resultados señalando que se han iniciado en el consumo de alcohol en el 7º y 8º básico y destaca que los escolares de 7º básico continúan bebiendo significativamente más alcohol y de mayor grado consumen el pisco más que ningún otro curso. Además los escolares de 5º básico ya han probado el alcohol entre los 5 y 10 años. La curiosidad es el factor que más ha motivado a los escolares de 7º y 8º básico a beber alcohol, sin embargo, el factor social tal como compartir con amigos, aparece significativamente más en los escolares de 7º básico y el pasarlo bien, entre los de 8º. Pero los escolares de 7º básico consumen más droga para compartir que ningún otro curso. Las relaciones de los escolares con sus padres se presentan significativamente más deterioradas en los escolares de 7º básico que en los demás cursos. Estos antecedentes podrían indicar que los conflictos que se inician en la adolescencia del varón serían más riesgosos cuando se cursa 7º básico y esto explicaría por qué consume el escolar con sus amigos alcohol más fuerte y drogas.
La Comisión Nacional para el Estudio y la Prevalencia de los Delitos Relacionados con Droga, realizó un estudio titulado Estudio, diagnóstico y factores de riesgo para el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas en escolares panameños de I, II y III nivel de secundaria con una muestra de 8221 sujetos, cuyo objetivo era obtener información sobre las características de alcohol, tabaco y otras drogas en la población adolescente escolar panameña, y en relación con los factores de riesgo y de protección, reveló que la población estudiantil presenta una alta exposición a las drogas tanto legales como ilegales, como la marihuana y la cocaína. Esto habla del factor disponibilidad (oferta) como uno de los principales factores de riesgo para el consumo de substancias psicoactivas. Se observó que los factores tener amigos que no siguen normas sociales, los problemas psicológicos, inactividad, aislamiento social, la mala conducta, los problemas de asistencia a la escuela y la oportunidad de usar drogas, son factores de riesgo de consumo de drogas muy importantes entre los estudiantes panameños.
La experiencia demuestra que los adolescentes constituyen el grupo de la población mas expuesto al riesgo de uso de drogas y que esto es debido a la conjugación de varios factores, como la rapidez y la magnitud de los cambios que sufren en esa etapa de la vida y sus consecuentes conflictos emocionales, a los que se suman la dificultad para adaptarse a dichos cambios y la influencia creciente del medio y de personas ajenas a la familia en su comportamiento y decisiones.
Las investigaciones en varios países fundamentan este planteamiento, cuando reportan que la etapa de la adolescencia es el periodo de inicio en el consumo de alcohol y otras drogas.
En tal sentido, el presente estudio tiene por objetivo identificar factores de riesgo asociados al uso de drogas lícitas e ilícitas en estudiantes adolescentes de ambos sexos cursantes de educación básica y diversificada de instituciones públicas diurnas venezolanas, en particular los matriculados en el 7º al 9º grado de educación básica, así como del 1º y 2º de la diversificada en edades comprendidas de 12 a 17 años de edad.
METODOS
La investigación, realizada en el año escolar 2002-2003, de tipo descriptiva, de campo y transversal. Valencia es la ciudad donde se realizo el estudio. Localizada en la región central de Venezuela, distante de 8 Km. de la capital del Estado. La población urbana en el año 1998 era de 750.00 habitantes.
La población estuvo conformado por 2829 estudiantes de ambos sexos de edades de 12 a 17 años de dos instituciones educativas públicas diurnas, matriculados en el 7º al 9º grado de la educación básica, así como del 1º y 2º de la diversificada.
Para integrar el grupo objeto de este estudio se seleccionó una muestra probabilística sistemática estratificada por año de estudio, conformada por el 18% de la población, la cual estuvo representada por 509 elementos muestrales, de los cuales solo 490 adolescentes fueron objeto del estudio por cuanto 10 quedaron excluidos al estimar la disposición del entrevistado a responder el instrumento a través de la escala de mentiras del DUSI, este instrumento incluye 8 ítems ubicadas al final de cada área que dan como resultado una puntuación que al ser mayor de 4 respuestas negativas alertan sobre la posible invalidez de los resultados, siendo esta la razón de la exclusión. Los 9 restantes excluidos correspondieron a aquellos instrumentos con un déficit de respuestas por área superior al 20%.
Para la recolección de los datos se utilizó el test denominado Drug Use Screening Inventory (DUSI) para Adolescentes versión Venezuela tanto de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) adscrita a la Organización de los Estados Americanos (OEA), como de la Oficina Sanitaria Panamericana (OPS), cuyo autor es el Dr. Ralph Tarter y validada en Venezuela por la Psicólogo Elvia Amesty Directora de Prevención de la Fundación "José Félix Ribas" del Estado Zulia de la República Bolivariana de Venezuela.
El DUSI para adolescentes versión Venezuela es un cuestionario de ciento veintiséis (126) ítems. Está diseñado para cuantificar y categorizar los indicadores de consumo de drogas en relación con otras áreas, se obtiene un puntaje en cada una de las diez áreas y cuantifica el consumo de drogas del sujeto en aproximadamente 20 diferentes clases de sustancias psicoactivas y su asociación con problemas psicosociales y de salud.
La aplicación fue hecha colectivamente, en el salón de clases, sin la presencia de los profesores, y los cuestionarios recogidos y depositados en diferentes cajas. Los aplicadores retornaron a las escuelas, en tres ocasiones subsiguientes, para aplicar los cuestionarios a los alumnos ausentes. Los cuestionarios fueron aplicados en una sala disponible de la escuela, siguiendo los procedimientos establecidos. Para garantizar el anonimato, el instrumento utilizado estuvo libre de cualquier marca, número o código, y no tuvo la obligación de registrar sus datos de identificación personal, por lo que la información obtenida no permitió la identificación personal del entrevistado. La participación fue totalmente voluntaria y el estudiante pudo rehusar o abandonar el estudio en cualquier momento sin prejuicio de ninguna naturaleza. Se respetó el derecho de los jóvenes adolescentes que no desearon participar como sujetos de investigación. Al finalizar de responder el instrumento y firmar la carta de consentimiento libre e informado, se colocaron por separado en urnas debidamente selladas que se encontraban a la salida del aula de clases.
La variable estudiada fue la siguiente:
Variable: Factores de riesgo asociados al uso de drogas lícitas e ilícitas
1. Conducta: a) expresión de rabia, b) aislamiento Social, c) autocontrol, d) conducta, e) actino out.
2. Salud Mental: a) síntomas depresivos y ansiedad, b) síntomas psicóticos, c) aislamiento y rebeldía, d) comportamiento antisocial.
3. Habilidades Sociales: a) asertividad, b) seguridad y confianza, d) habilidades sociales.
4. Familia: a) antecedentes familiares del uso de drogas y problemas legales, b) disfuncionalidad familiar, c) supervisión parenteral en el hogar, d) Normas y límites familiares.
5. Escuela: a) actitud y satisfacción con los estudios: a) rendimiento académico, b) faltas a clases y abandono de los estudios, c) consecuencias del uso de drogas en los estudios.
6. Pares: a) características de los amigos, b) presión grupal, c) uso y venta de drogas por parte de los amigos, d) conducta antisocial de los amigos.
7. Recreación: a) uso del tiempo libre, b) uso de drogas como forma de recreación, c) satisfacción con el uso del tiempo.
Los datos fueron recolectados de mayo a julio de 2002, por un equipo de 7 investigadores de enfermería.
Para el procesamiento de los datos se utilizó el programa de análisis estadístico Minitab Inc Release versión 13 de la Statiscal Software Makin Data Analysys Ease, y para el análisis de los datos se realizó el análisis porcentual, media aritmética y desviación estándar para determinar el riesgo por área y en forma global el riesgo de uso de drogas licitas e ilícitas en estudiantes adolescentes de ambos sexos. Los resultados se presentan resumidos mediante cuadros y gráficos. En estudios de riesgo, desde el punto de vista metodológico, es útil dividir la población en individuos con riesgo bajo, moderado y alto(8). Para este fin, las áreas fueron divididas según los tercios de distribución de la población. Un 33% que presentaron menores porcentajes en cada área fueron clasificados como de bajo riesgo para el problema investigado. Aquellos que tuvieron un porcentaje entre el primero y segundo tercio fueron clasificados como de riesgo moderado y el tercio que presentó mayor número de respuestas afirmativas fue clasificado como un alto riesgo asociado al uso de drogas lícitas e ilícitas.
RESULTADOS
Los años de estudios sorteados fueron 72, para un total de 2791 estudiantes adolescentes, la muestra estuvo representada por 509 adolescentes, de los cuales solo 490 adolescentes fueron objeto del estudio por cuanto 10 quedaron excluidos al estimar la disposición del entrevistado a responder el instrumento a través de la escala de mentiras del DUSI, los 9 restantes excluidos correspondieron a aquellos instrumentos con un déficit de respuestas por área superior al 20%.
La Tabla 1 muestra las características demográficas del grupo estudiado, se evidencia un promedio de edades comprendidas entre 12 y 17 años, con una mayor frecuencia en los grupos de 12 y 15 años, con una media de edad de 14,29 años.
La Tabla 2 muestra la composición según sexo. El sexo femenino esta representado por 50,2% del sexo femenino y 49,8% por el sexo masculino.
La Tabla 3 muestra la distribución de los estudiantes adolescentes según año de estudio, donde el 27,1% se encuentra en el primer año medio diversificado, seguido de los alumnos de séptimo año de básica 24,4%, los de noveno año de básica representados por 20,4% y los de octavo año por 16,5%.
DISCUSIÓN
En 1998, la fase etaria que presentaba significativamente más problemas con drogas, eran salud y escolares. Un estudio de cohorte demostró que, pasado dos años, los estudiantes presentaban más problemas en esta misma categoría, acrecentado de problemas con los amigos.
La mayor cantidad de problemas puede ser debido a un factor común a todos ellos, factor éste que aumentando en el tiempo, agravaría los mismos problemas. El aumento de uso de drogas licitas e ilícitas podría ser ese factor. Problemas de salud y conducta, no consiguen ser explicados de esta forma. Determinadas drogas como la cocaína en forma de crack, pueden causar daño a la salud en un corto período de consumo.
La adolescencia siempre fue considerada una etapa saludable en el ciclo vital. En los últimos años se vienen presentando evidencias contrarias a esta consideración, particularmente debido a comportamientos de riesgo a la salud que se diseminaron con la vida moderna.
Estudios ulteriores y con metodologías diferentes son necesarios para comprender el aumento del problema observado. Las evidencias encontradas, confirman la exigencia de una atención diferenciada en esta fase etaria.
Las evidencias demuestran que las áreas de familia, salud mental, recreación y conducta con riesgo alto asociado al uso de drogas lícitas e ilícitas en los estudiantes adolescentes de ambos sexos, ocurren preferencialmente cuando ya presentan problemas más acentuados. Esta afirmación sugiere que algunas personas serían más vulnerables que otras, concepto sobre el cual se basa el abordaje de riesgo en salud pública. Estas personas presentan mayor probabilidad de presentar futuros problemas y necesariamente deberían ser identificados precozmente.
El análisis del Índice de Severidad reveló la presencia de problemas de riesgo alto en familia, salud mental; mientras que de riesgo moderado están las de recreación, conducta y escuela; y las de riesgo bajo, pares, habilidades sociales y uso de drogas.
Un usuario con factores de riesgo podría ser un buen estudiante, no presentar dificultades con su familia y únicamente tener amigos con problemas de conducta. O tener buenos amigos o ser buen alumno y los problemas familiares aumentarían la oportunidad de presentar un uso de drogas lícitas e ilícitas.
Si por un lado estos hallazgos confirman un cierto estereotipo atribuido a quien usa drogas lícitas e ilícitas, por el otro, él lo cuestiona. En efecto, un adolescente que sea buen hijo y buen alumno no necesariamente equivale a ser un individuo con bajo riesgo para uso de drogas lícitas e ilícitas.
El reconocimiento de factores de riesgo que señalan la presencia de un problema, es de gran utilidad en prevención secundaria, o sea, diagnóstico precoz y tratamiento temprano. Todos los factores de riesgo estudiados estuvieron asociados a una probabilidad aumentada de existencia de uso de drogas lícitas e ilícitas. Entretanto, los factores de riesgo alto en familia, salud mental; los de riesgo moderado recreación, conducta y escuela; y los de riesgo bajo pares, habilidades sociales y uso de drogas actúan de forma independiente en el uso de drogas lícitas e ilícitas. Esta característica se torna como mejor marcador de la presencia de problemas.
La literatura señala evidencias de que los problemas en la familia son señal de un riesgo aumentado de uso de drogas lícitas e ilícitas. Las familias de dependientes de drogas presentaban disfunciones en áreas involucrando expresiones de afecto y de establecimiento de límites y papeles en la estructura familiar. En un estudio de un grupo de dependientes químicos en tratamiento, se encontró una prevalencia de 28% de padres separados. En una muestra semejante, encontraron una prevalencia de 49%.
Muchos trabajos llegan a postular que tales problemas constituyen la génesis del proceso. Un autor relató, después de una extensa revisión, la existencia de asociación positiva entre el consumo de drogas de los padres y el de los hijos. El comportamiento de los padres, en este caso, actuaría como modelo paro los hijos. La carencia de apoyo familiar puede llevar al adolescente a usuario de drogas lícitas e ilícitas, utilizando esta manera como forma alternativa para enfrentar el estrés generado por ese ambiente.
Los padres distantes favorecerían la escogencia por parte de los hijos de amigos con problemas, que a su vez estarían asociados al uso de drogas lícitas e ilícitas.
Problemas escolares, son relatados en la literatura como marcadores de factores de riesgo. Autores encontraron 28,8% de abandono escolar en adolescentes con problemas de uso de drogas. Una investigación encontró que existe asociación entre menos desempeño escolar y abandono del aula con el uso de alcohol, tabaco y otras drogas ilícitas.
En este mismo sentido, el 85% de adolescentes en tratamiento por dependencia habían interrumpido sus estudios y 79% referían repitencia. En una investigación realizada en 10 capitales brasileras en estudiantes usuarios de drogas ilícitas, se reportó que éstos presentaban mayor desfase escolar que los no usuarios. Ellos explican esa asociación como un desfase que lleva la insatisfacción a la escuela con la calidad de vida y que la escuela no ejerce sus funciones de integración de la personalidad. Estas dos características están presentes en individuos propensos al uso de drogas. De hecho, existe una posibilidad 4,4 mayor en la cual los adolescentes dependientes graves tienen atraso escolar de los que no son dependientes de drogas.
De la misma forma que en el presente estudio, existe una intervención de los amigos sobre los problemas escolares, esta investigación encontró que el bajo desempeño académico y el poco involucramiento en actividades extra-curriculares estaban asociados con el uso de drogas lícitas e ilícitas.
El estudio de los factores de riesgo de las enfermedades infecciosas tuvieron una gran contribución para la comprensión de sus cadenas causales y, por tanto, en la elaboración de programas de prevención primaria.
Desde el punto de vista epidemiológico, es necesario que ciertos criterios sean establecidos para que se atribuya a un factor de riesgo un papel causal:
- Un factor debe anteceder al aparecimiento de un problema;
- Debe haber una consistencia con el conocimiento actual, o sea, confirmado por diferentes autores;
- La asociación debe presentar especificidad, esto es, la exposición al factor separada de otras exposiciones, debe mantenerse;
- Debe haber probabilidad, esto es, las explicaciones deben fundamentarse y razonarse;
- La fuerza de asociación debe aumentar cuanto más el individuo fue expuesto a un factor.
En el presente trabajo, la variable factores de riesgo para el uso de drogas lícitas e ilícitas corresponden a estos criterios. En este sentido, ellas probablemente se presentan como la contribución más decidida a la explicación de los factores de riesgo asociados al uso de drogas lícitas e ilícitas en estudiantes adolescentes de ambos sexos.
lunes, 24 de agosto de 2009
Consumo de cocaína como desencadenante de hemorragia en un oligoastrociloma
El consumo de cocaína ha sido implicado en una serie de efectos sobre el SNC, entre los que destacan los ictus hemorrágicos. Estas hemorragias se producen más frecuentemente en pacientes en que se demuestra patología vascular previa, especialmente aneurismas y malformaciones arteriovenosas (MAV) cerebrales. En nuestra revisión de la literatura, sólo hemos encontrado, hasta el momento, dos casos de hemorragia cerebral inducida por cocaína en que la patología de base haya sido un tumor. Presentamos un nuevo caso de hemorragia cerebral producida pocas horas después del consumo por vía nasal de importantes dosis de cocaína, en el que los estudios preoperatorios así como el estudio anatomopatológico revelaron la existencia de un tumor cerebral como origen de la hemorragia. Consideramos que la cocaína puede ser tomada en cuenta como un nuevo factor precipitarte de hemorragia tumoral.
Summary
Cocaine abuse has been associated with a variety of intracranial haemorrhagic disorders, such as intracerebral, subdural or subarachnoidal haemorrhage. Frecuently, these patients harbour underlying vascular malformations, like cerebral aneurysms or arteriovenous malformations (AVM). To the best of our knowledge only two cases of tumoral haemorrhage induced by cocaine abuse have been previously reported. We describe a new case of intracerebral haemorrhage after cocaine inhalation, in which both the preoperative imaging studies and the pathological examination showed a brain tumour as the origin of the haemorrhage. We think that cocaine abuse may be considered as a new precipitating factor in intratumoral haemorrhage.
Introducción
El consumo de cocaína entre la población española presenta una tendencia ascendente en los últimos años, que cursa paralela a una disminución relativa del consumo de heroína. Según datos del Observatorio Español sobre Drogas, en 1991 solicitaron primeras consultas por problemas relacionados con consumo de cocaína 681 pacientes, mientras que en el año 2000 fueron 5.499, con una edad media de inicio del consumo de 21.5 años. Este aumento del consumo de sustancias psicoactivas está originando una sobrecarga en las urgencias médicas. Según datos del mismo informe, entre las consultas de urgencias originadas por la ingesta de estas sustancias, la cocaína supuso un 27.3% del total en 1996, mientras que en el año 2000 casi la mitad de estas consultas (45.3%) se relacionaban con la ingesta de esta sustancia10. Entre los efectos nocivos que produce este tóxico cabe destacar los accidentes cerebrovasculares (ACV), tanto isquémicos como hemorrágicos. La inducción de una hemorragia cerebral por el consumo de cocaína se produce, en un tanto por ciento elevado, en el contexto de una patología de base, habiéndose identificado frecuentemente aneurismas y malformaciones arteriovenosas cerebrales subyacentes. Oyesiku y cols estimaron que la incidencia de aneurismas en caso de hemorragia subaracnoidea (HSA) relacionada con el consumo de cocaína puede ser hasta del 84.9%11. Después de una búsqueda bibliográfica, sólo hemos encontrado dos casos en los que la patología subyacente a la hemorragia haya sido un tumor. Presentamos un nuevo caso de hemorragia tumoral inducida por consumo de cocaína.
Caso clínico
Varón de 22 años de edad, que aproximadamente 5- 6 horas después de consumir al menos medio gramo de cocaína por vía nasal, presentó un cuadro rápidamente progresivo de cefalea y vómitos. Ingresó somnoliento y bradipsíquico, con pupilas midriáticas, reactivas y anisocóricas, y hemianopsia homónima derecha. En la tomografía computarizada (TC) sin contraste se apreció la existencia de una hemorragia occipital izquierda con extensión intraventricular, adyacente a una zona con focos de calcificación, que hicieron sospechar la existencia de un tumor o una malformación arteriovenosa (MAV) parcialmente calcificada (figuras 1 y 2).
Figura 1. TC craneal en el que se aprecia hemorragia occipital izquierda con extensión intraventricular junto a una zona con calcificaciones macroscópicas. |
Figura 2. TC con ventana ósea en la que se aprecian las calcificaciones adyacentes a la hemorragia. |
La resonancia magnética (RM) craneal mostró captación patológica de contraste (figura 3), y la angio RM descartó patología vascular, mostrando tan sólo hipoplasia de la arteria cerebral anterior izquierda. Con la sospecha de hemorragia intratumoral se realizó craneotomía programada, extirpándose un tejido hemorrágico cuyo diagnóstico anatomopatológico fue de oligoastrocitoma grado III (figura 4). Fue dado de alta a los 7 días de la intervención sin déficits añadidos, completándose posteriormente su tratamiento con radioterapia y quimioterapia (Temozolamida). Un año después de la intervención el paciente se encuentra asintomático, a excepción de una hemianopsia homónima derecha y crisis comiciales, en tratamiento con fenitoína. Un SPECT cerebral con TI 201 no muestra captaciones patológicas.
Figura 3. Corte axial de RM craneal, secuencia T1 con gadolinio: se observa una captación patológica de contraste en la zona hemorrágica. |
Figura 4. Preparación histológica de la tumoración: oligoatrocitoma de grado III. Se observan focos de sangrado intratumoral. |
Servicio de Neurocirugía. Hospital Regional Universitario Infanta Cristina. Badajoz.
Discusión
La cocaína, un alcaloide procedente del arbusto Erytroxylon coca, ejerce dos acciones farmacológicas, como anestésico local y estimulante del SNC. Esta última acción se debe, fundamentalmente, al bloqueo de la recaptación de catecolaminas y serotonina, que produce una activación del sistema nervioso simpático, dando lugar a vasoconstricción, aumento agudo de la tensión arterial, taquicardia, predisposición a arritmias ventriculares y crisis convulsivas. Los efectos crónicos de la cocaína incluyen depleción de dopamina en el núcleo caudado, dando lugar a alteraciones extrapiramidales y lesión microvascular. Todo esto puede originar una serie de efectos sobre el sistema nervioso central como son vasculitis, crisis epilépticas y accidentes vasculares cerebrales en forma de ictus isquémicos, hemorragias intraparenquimatosas y HSA. Por otro lado, es bien conocido el hecho de que los tumores encefálicos pueden sangrar espontáneamente. Sin embargo, hasta ahora, la asociación cocaína-tumor encefálico en la génesis de una hemorragia cerebral no se ha documentado suficientemente.
Al contrario de lo que generalmente se piensa, la posibilidad de que el consumo de cocaína desencadene una hemorragia cerebral es bastante infrecuente. En la revisión realizada por Jacobs y cols. sobre 3.712 pacientes consumidores de drogas, de los cuales más del 90% consumían cocaína, heroína o ambas, sólo en 13 ocasiones se observaron accidentes cerebrovasculares, lo cual supone una incidencia del 0.53%, de los cuales el 54% fueron ACV isquémicos, el 23% HSA y el 23% hemorragias intraparenquimatosas. Si bien hace unos años se consideraba que las hemorragias cerebrales producidas en consumidores de cocaína se debían fundamentalmente al efecto directo de la hipertensión arterial, en la actualidad se puede relacionar dicha hemorragia con la existencia de alteraciones vasculares subyacentes, básicamente aneurismas y MAV cerebrales. En la revisión de Klonoff y cols sobre la incidencia de ACV asociados al uso de cocaína, encontraron que en 17 angiografías, de las 32 practicadas, se hallaron aneurismas o MAV5. En la serie de McEvoy y cols sobre 13 pacientes con hemorragia intracerebral no traumática, asociada al consumo de drogas simpaticomiméticas, se obtuvieron 10 angiografías cerebrales, en las cuales se encontraron 6 aneurismas cerebrales y 3 MAV. Tan sólo uno de los pacientes tenía una angiografía normal. En nuestra experiencia ya anteriormente hemos podido comprobar la asociación entre HSA aneurismática y consumo de cocaína.
Por otra parte, es cierto que los tumores cerebrales se asocian a sangrado intracerebral macroscópico, en un porcentaje que oscila entre el 1,4 y el 10%, según las distintas series, porcentaje que varía considerablemente entre los diferentes tipos de tumores, siendo mayor en tumores de rápido crecimiento y altamente vascularizados. En general, son las metástasis cerebrales y los gliomas de alto grado los tumores cerebrales más propensos a sangrar. Se cree que la causa última por la que sangran los tumores debe ser la ruptura de vasos grandes y friables o la producción de infartos hemorrágicos en el seno del tumor. Según la literatura, este sangrado puede ser precipitado por diversos factores, tales como la caída de la presión transmural producida por shunts ventriculoperitoneales o drenajes ventriculares externos, el traumatismo craneoencefálico, coagulopatías, el empleo de métodos diagnósticos como la angiografía carotídea y la ventriculograña, y hasta los viajes aéreos de larga duración, probablemente debidos a infartos hemorrágicos en el seno del tumor, producidos por la hipoxia relativa que se produce en los aviones.
Si bien ya en dos ocasiones se ha publicado con anterioridad la aparición de una hemorragia en el seno de un tumor tras el consumo de cocaína, este tóxico no se había propuesto como factor precipitante de hemorragia intratumoral. El primer caso publicado presentaba un paciente que sufrió una hemorragia parietal mientras consumía cocaína, y en el que la arteriografía no mostró patología subyacente; sin embargo, tres meses después y tras una nueva hemorragia, esta vez no precedida de consumo de cocaína, se comprobó la presencia de un astrocitoma anaplásico en la zona de la hemorragia. En el segundo caso publicado, se describe una hemorragia en el seno de un neurinoma del VIII par minutos después del consumo de cocaína por vía nasal. Aunque existe un tercer caso de hemorragia en un oligoastrocitoma en un paciente consumidor crónico de cocaína, no podemos tenerlo en cuenta por no constar la relación temporal entre el consumo y el sangrado. En nuestro caso, se vuelve a presentar una vez más la estrecha relación temporal entre consumo de cocaína y sangrado tumoral. Creemos que el mecanismo por el que la cocaína puede desencadenar el sangrado intratumoral es, fundamentalmente, el incremento agudo y puntual de la tensión arterial. Aunque la HTA crónica se ha descartado como factor precipitante de hemorragia relacionada con tumores, pensamos que es durante los incrementos agudos de la TA, causados por la cocaína, cuando la regulación del flujo cerebral es incapaz de mantener éste dentro de los limites habituales, y este aumento del flujo propicia la ruptura de los vasos tumorales, de paredes finas y friables.
Descubierto el mecanismo de acción del primer compuesto estimulante/ansiolítico
Un estudio realizado en colaboración por investigadores de The Scripps Research Institute (La Jolla, USA), el Hospital Universitario Niño Jesús (UAM), la Stanford University (USA) y la Universidad Autónoma de Madrid ha desvelado el mecanismo de acción del Neuropéptido S, único compuesto con demostrada actividad ansiolítica que a la vez es un estimulante y que aumenta la vigilia en ratones. La contrapartida es que también causa la recaída en el consumo de cocaína en ratones que la han consumido con anterioridad.
El neuropéptido S (NPS) es una molécula descubierta en el año 2004 por un grupo de científicos de la Universidad de California-Irvine. Durante los últimos años este neuropéptido ha despertado mucho interés por ser, hasta la fecha, la única sustancia descrita que presenta actividad ansiolítica y estimulante al mismo tiempo. Hasta hoy, todas las sustancias con actividad ansiolítica demostrada son depresoras (benzodiacepinas, barbitúricos, etc) y las sustancias estimulantes (cafeína, cocaína, anfetaminas, etc) son ansiogénicas.
El trabajo realizado por la Dra. Covadonga Pañeda durante su estancia en The Scripps Research Institute (La Jolla, USA), bajo la dirección de Amanda J. Roberts y actualmente miembro del CIBERER en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (CSIC-UAM), publicado en The Journal of Neuroscience (The Journal of Neuroscience (2009). 29(13):4155-4161) y que cuenta con la colaboración de los también españoles Luis de Lecea (Stanford University), Laura M. Frago (Universidad Autónoma de Madrid) y Julie A. Chowen (Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, CIBERobn Instituto Carlos III) describe el mecanismo de acción por el cual este péptido es capaz de provocar un aumento de la actividad motora sin afectar a su acción ansiolítica.
Este hecho constituye una novedad, ya que este trabajo identifica rutas de acción distintas para las dos actividades características del NPS: ansiolisis y estimulación motora. Además el trabajo de estos científicos describe una nueva acción, hasta ahora no descrita, para el péptido: causa la recaída en el consumo de cocaína en ratones que previamente habían consumido esta sustancia. Esta nueva actividad del NPS se ejerce a través de los mismos sistemas que causan la activación motora. Así, la identificación de dos vías diferentes para las distintas acciones del NPS permitirá en el futuro identificar acciones terapéuticas que manipulen sólo una de las vías, por ejemplo, fármacos que bloqueen la vía que lleva a recaída en el consumo de cocaína y activación motora manteniendo su acción ansiolítica.
Este trabajo coloca al NPS como una diana farmacológica muy atractiva, ya que podría ser de interés en un futuro próximo desarrollar fármacos que imiten su acción ansiolítica en humanos, así como sustancias que bloqueen su acción y eviten la recaída del consumo de drogas en adictos desintoxicados.
Fuente: Universidad Autónoma de Madrid (UCCUAM)
domingo, 23 de agosto de 2009
La mayoría de jóvenes atendidos en Proyecto Hombre son menores y viven con sus padres
Más de la mitad de los jóvenes atendidos por consumo de drogas en la red de centros de la Asociación Proyecto Hombre son menores de edad (63%), están estudiando (53,8%) y viven en hogar "normalizado" junto con sus dos progenitores (52%).
Asi consta en un estudio realizado por esta entidad presentados hoy en el marco de las XI Jornadas 'Menores, Drogas y Sociedad de Proyecto Hombre' que se están celebrando en Madrid.
De hecho, la procedencia de familias "normalizadas" --como las denominan los propios autores del estudio-- evidencia que el perfil de los consumidores ha cambiado y "ha dejado de estar vinculado "con la marginalidad o la delincuencia", explicó la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, tras la inauguración de estas jornadas.
Según Moya explicó que los actuales consumidores de drogas "tienen una vida normal" y están "integrados socialmente tanto en los ámbitos educativos o profesionales", algo que va cambiando con el consumo hasta que "el problema se agudiza y se crea una dependencia que condiciona sus relaciones personales, profesionales y académicas".
A pesar de esto, explicó Moya a Europa Press, los jóvenes con familias desestructuradas son "población de riesgo más vulnerable", como demuestra que uno de cada cuatro jóvenes tratados en Proyecto Hombre (26,2%) viven sólo con su madre o con ésta y su pareja.
Además, y tras analizar una muestra de 1.079 jóvenes que iniciaron tratamiento en esta entidad a lo largo de 2008, se observó que la media de edad del paciente atendido es de 17,34 años y que la mayoría de las peticiones de tratamiento proceden del área familiar, preocupados por el comportamiento de sus hijos y ante la sospecha de que pudieran estar iniciándose en el consumo de drogas.
En cuanto la ocupación de estos jóvenes, más de la mitad estaban estudiando en el momento en que iniciaron el tratamiento, aunque un 23,9 por ciento ni estudiaban ni trabajaban, y un 19 por ciento sólo trabajaban.
AUMENTA LA DEMANDA DE TRATAMIENTOS POR CANNABIS
Por otro lado, la mayoría de los jóvenes que inician tratamiento en Proyecto Hombre suelen ser policonsumidores, generalmente de tabaco, cannabis, cocaína y alcohol. Según detalla el estudio, los jóvenes fuman más porque no lo consideran una sustancia peligrosa, lo que hace que aumente también el consumo habitual de cannabis, sustancia que provoca la mayor parte de las demandas de tratamiento.
Así, de los pacientes tratados en 2008 un 69 por ciento consumían cannabis, frente al 18,3 por ciento que consumían cocaína. Según Moya, esta tendencia en jóvenes se invierte en personas de más edad donde "la cocaína es la causa de la mayoría de tratamientos".
Igualmente, la heroína y los disolventes son sustancias con poca demanda media aunque en algunos centros alcanzan más del 20 por ciento del total de tratamientos, representando uno de cada cinco casos atendidos.
Por otro lado, el citado informe recoge como en 2008 finalizaron el programa educativo-terapéutico al que se someten un total de 268 adolescentes, de los que un 69 por ciento recibieron el alta terapéutica mientras que el porcentaje restante (31%) finalizaron el tratamiento sin cumplir los objetivos previstos.
Esto demuestra la eficacia de las iniciativas puestas en marcha por Proyecto Hombre ya que, según el responsable de la Comisión de Adolescentes, José Luis Sancho, "hay que hacerles ver que son los protagonistas de su propia historia y darles la oportunidad de sentir y generar éxito".
Cómo la ciencia ha revolucionado nuestro entendimiento de la drogadicción
A lo largo del siglo pasado, los científicos que estudiaban el abuso de drogas trabajaban bajo la sombra de mitos poderosos y conceptos errados sobre la naturaleza de la adicción. Cuando la ciencia comenzó a estudiar el comportamiento adictivo en la década de los treinta, se pensaba que las personas adictas a las drogas tenían una falla moral y falta de fuerza de voluntad.
Esos puntos de vista formaron la respuesta de la sociedad al abuso de drogas, tratándolo más como un fallo moral que como un problema de salud, lo que puso el énfasis en las acciones punitivas en lugar de las preventivas y terapéuticas.
Hoy, gracias a la ciencia, nuestros puntos de vista y respuestas al abuso de drogas han cambiado dramáticamente. Los descubrimientos innovadores sobre el cerebro han revolucionado nuestro entendimiento de la drogadicción, permitiéndonos responder eficazmente al problema.
Como resultado de las investigaciones científicas, sabemos que la adicción es una enfermedad que afecta tanto al cerebro como al comportamiento. Hemos identificado muchos de los factores biológicos y ambientales y estamos comenzando a investigar las variaciones genéticas que contribuyen al desarrollo y progreso de esta enfermedad. Los científicos usan estos conocimientos para desarrollar enfoques eficaces para la prevención y el tratamiento, que reduzcan la carga que el abuso de drogas ejerce sobre los usuarios, sus familias y las comunidades.
A pesar de estos avances, todavía hay mucha gente que no comprende por qué algunas personas se vuelven adictas a las drogas ni cómo las drogas cambian al cerebro para fomentar el abuso compulsivo de drogas. Este folleto intenta llenar este vacío en los conocimientos en esta área, proporcionando información científica sobre la enfermedad de la drogadicción, incluyendo muchas de las consecuencias nocivas del abuso de drogas y los enfoques básicos que se han desarrollado para prevenir y tratar la enfermedad.
En el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés), creemos que un mayor
entendimiento de las bases de la adicción dará a las personas el poder necesario para que hagan decisiones informadas en su propia vida, adopten políticas y programas con base científica para reducir el abuso de drogas y la adicción en sus comunidades, y para que apoyen la investigación científica que mejore el bienestar nacional.
Nora D. Volkow
Argentina: La Corte despenalizará con límites la tenencia de drogas
Los jueces de la Corte Suprema de Justicia, que la semana próxima resolverán que no debe castigarse la tenencia de droga para consumo personal, intentarán hoy llegar a un acuerdo para restringir los alcances de esa decisión.
Altas fuentes del tribunal afirmaron que si bien entre los ministros hay consenso sobre la despenalización, quieren acotarla, fundamentalmente en cuanto a la cantidad y a las circunstancias que rodeen los hechos. Y aun cuando subsisten diferencias sobre la redacción del fallo, coinciden en que se debe evitar que se preste a una interpretación amplia y, con ello, a que la dirigencia política y la sociedad le endilguen a la Corte la responsabilidad por un eventual crecimiento de la inseguridad. Los magistrados tienen en cuenta que el gobierno nacional aguarda esta sentencia para presentar un proyecto de ley en la misma dirección.
"Hay una gran confusión sobre el alcance del fallo: la Argentina no se convertirá en Holanda. El tribunal declarará inconstitucional someter a proceso a una persona por tenencia de poca droga, pero no liberará el comercio de estupefacientes", dicen en el alto tribunal fuentes con acceso a los varios borradores que por estas horas analizan los jueces. "Hay sectores muy interesados que están alimentando una falsa controversia", advierten en la Corte.
"El consumidor es un enfermo. La Argentina tuvo muchos casos de ídolos en esas condiciones. No es lógico enviar a un enfermo a prisión, sino que debe someterse a un tratamiento médico", dijo otra alta fuente judicial.
Para aclarar las cosas: el consumo de droga no es punible, pero la tenencia sí lo es, según la ley vigente. La intención de la Corte es proteger a quien usa drogas en su intimidad, es decir, en la medida en que el hecho no tenga trascendencia para terceros ni ponga en riesgo a otras personas.
Poseer droga para consumirla en una plaza o en una fiesta, a la vista de terceros, seguirá siendo castigado, por lo menos eso es lo que hasta ahora opina la mayoría de los jueces. Esa es, también, la doctrina clásica de la Corte, fijada en casos anteriores.
La discusión de los magistrados pasa por la redacción del fallo, para dejar en claro la lectura que los jueces inferiores, los políticos y la sociedad puedan hacer de la sentencia. También el Gobierno prepara un proyecto de ley y no quiere presentarlo antes de que la Corte dicte su decisión.
Tratar adicción a heroína con esa misma droga sería viable
Inyecciones del ingrediente activo de la heroína funcionan mucho mejor que la metadona oral a la hora de mantener en tratamiento a algunos adictos a esa sustancia, además de alejarlos de las drogas ilegales y otros problemas delictivos, informaron investigadores canadienses.
Pero los expertos advirtieron que el tratamiento implica cierto riesgo de sobredosis y convulsiones, por lo que las inyecciones deberían aplicarse sólo en un establecimiento médico.
"La metadona, provista de acuerdo con las guías prácticas, debería mantenerse como tratamiento de primera opción para la mayoría de los pacientes", escribieron Eugenia Oviedo-Joekes, de la University of British Columbia, y colegas en New England Journal of Medicine.
Pero cuando esa alternativa no funciona, indicó el equipo, administrar el ingrediente activo de la heroína, diacetilmorfina, parece ser una opción efectiva. La terapia con metadona fracasa en el 15 al 25 por ciento de quienes buscan asistencia.
Oviedo-Joekes y sus colegas estudiaron a 226 adictos en Montreal y Vancouver. Sólo el 54 por ciento de quienes recibieron metadona se mantuvieron en tratamiento por un año, indicaron los investigadores.
En tanto, el 88 por ciento de los participantes a los que se les inyectó diacetilmorfina siguieron la terapia y un 67 por ciento abandonó el consumo de drogas ilícitas, comparado con el 48 por ciento de las personas tratadas con metadona.
El costo del tratamiento con heroína es de menos de 10.000 dólares por año.
"Sabemos que el costo para la sociedad de una persona sin tratamiento es superior a los 50.000 dólares anuales y eso incluye consultas de emergencia, médicos, cortes, policía, cárcel, etcétera", manifestó el doctor Martin Schechter, de la University of British Columbia, quien trabajó en el estudio.
América del Norte tiene alrededor de 1 millón de adictos a la heroína. En Europa, pruebas similares arrojaron resultados comparables a los obtenidos en esta investigación.
"La prescripción de heroína actualmente es reconocida en algunos países europeos como el tratamiento óptimo para los pacientes en los que se acaban las opciones y en los que no funciona la metadona, además de mantener al usuario en contacto con los servicios de asistencia a las adicciones", escribió en un comentario Virginia Berridge, de la University of London.
Narcóticos Anónimos, compartir la experiencia como terapia liberadora
Barcelona ha acogido durante esta semana la 33ª Convención Mundial de Narcóticos Anónimos, una ONG que busca rehabilitar a drogodependientes a través de la ayuda entre adictos, en un método que supone una terapia liberadora para sus miembros que comparten con "iguales" su experiencia.
Entre las 7.000 personas que está previsto que pasen por el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB) hasta el domingo, está Cristina, una joven de 23 años que empezó a consumir drogas a los 14.
Cristina lo abandonó todo por las drogas - estudios, familia e incluso a si misma - y después de probar todo tipo de métodos para desengancharse, no fue hasta que entró en Narcóticos Anónimos (NA) que consiguió 'limpiarse' de su adicción y ahora lleva dos años sin probar las drogas y hace una vida "normal".
Narcóticos Anónimos, presente en 125 países, usa un único método basado en reuniones de grupo semanales dirigidas por un responsable -también ex drogadicto- y que suelen tener lugar en iglesias o espacios cedidos por otras ong, ya que su capacidad económica es mínima porque sólo acepta las contribuciones voluntarias de sus miembros que, generalmente, suelen dar un euro por reunión.
La conversación de grupo se apoya en lecturas editadas por la propia ong y por el enfermo, que además, sigue un sistema de 12 pasos para su recuperación de forma individual.
Estos doce pasos son retos que profundizan en el progreso de la persona más que en el de la enfermedad, e incluyen tareas como la de pedir disculpas a aquellos a los que el drogodependiente ha hecho daño, escribir un diario personal, aceptar el pasado como algo hecho de forma inconsciente por la persona y admitir la enfermedad, para la reincorporación del enfermo a la sociedad.
"Aquí nadie manda, el que está delante es igual que tu", apunta Cristina, y es que el intercambio de experiencias entre iguales provoca que todos los miembros hablen "el mismo lenguaje y eso hace que nos sintamos más identificados".
El rechazo a las instituciones y lo establecido y un cierto "pánico al control" hace que muchos de los drogadictos no se sientan a gusto en hospitales y otros centros médicos, por lo que algunos se convierten en auténticos devotos de NA.
"Debo mi vida a Narcóticos Anónimos", dice Javier, que estuvo 22 años consumiendo drogas y llegó "totalmente derrotado" a la ong en un momento en el que asegura: "mi vida ya no me pertenecía a mi, sino que pertenecía a las drogas".
Barcelona ha sido, durante una semana, el punto de encuentro para los miembros de la organización pero también para curiosos que han podido participar de conferencias y coloquios matutinos así como conciertos y actividades lúdicas por la noche.
En España, hay unos 165 encuentros semanales de Narcóticos Anónimos a los que asisten unos 800 miembros.
Narcóticos Anónimos nació en California en 1983, cuando, un grupo de drogodependientes decidieron promover una terapia similar a la de Alcohólicos Anónimos adaptada a todo tipo de drogadicción.
Quebrar el tabú
El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso afirmó hoy durante un debate en Río de Janeiro que es imposible imaginar un mundo sin drogas y sin sexo y pidió "quebrar el tabú" sobre la drogadicción para poder enfrentar el problema
"Creer en un mundo sin drogas es imaginar que pueda existir un mundo sin sexo. Vamos a quebrar el tabú, pues así como el uso del preservativo ya fue un tabú hoy defendemos el sexo seguro", señaló Cardoso durante su intervención en la primera reunión de la Comisión Brasileña sobre Drogas y Democracia (CBDD).
Cardoso, quien gobernó a Brasil entre 1995 y 2003, agregó: "ahora debemos buscar reducir los daños que las drogas causan en la sociedad y, para eso, es necesario que la población tome conciencia y debemos dar soporte a los tóxico-dependientes", quienes deben ser tratados por la red de salud pública.
"La educación y el cambio de mentalidad son fuertes estrategias de prevención para el consumo de drogas", subrayó.
Los especialistas nacionales y extranjeros que participaron de la reunión concluyeron que el combate al uso de las drogas no debe ser limitado a la penalización y al enfrentamiento armado.
Para la investigadora Celia Morgan, citada por la estatal Agencia Brasil y quien respalda las iniciativas europeas de legalización del consumo, las drogas lícitas como el alcohol y el cigarrillo pueden ser más nocivas que muchas de las prohibidas.
Ya el economista Peter Reuter, del Departamento Criminológico e la Universidad de Maryland, opinó que la legalización de las drogas disminuiría la criminalidad, pero aumentaría el consumo y el número de dependientes.
jueves, 20 de agosto de 2009
Investigación preliminar, controlada del clorhidrato del L-aspartato
Una investigación preliminar, controlada del clorhidrato del L-aspartato del magnesio para el uso ilícito de la cocaína y del nacrótico en pacientes metadona-mantenidos.
De acuerdo con los estudios preclínicos que sugerían que el magnesio (magnesio) reduce la autoadministración de la cocaína y refuerza los efectos antinociceptive de la morfina, condujimos un ensayo clínico seleccionado al azar preliminar que investigaban el magnesio para el tratamiento del uso ilícito de la cocaína y del nacrótico. Dieciocho metadona-mantuvieron a los pacientes que utilizaron los nacróticos ilícitos y la cocaína recibió el magnesio (732 mg/día) o el placebo por 12 semanas.
Totales, los resultados mostraron que el porcentaje de las pantallas de la orina que probaban el positivo para los nacróticos en el grupo del magnesio (22.6%) era mitad el del grupo del placebo (46.4%), p = .04; la diferencia era incluso mayor en la muestra obediente de la “medicación” (magnesio: 16.3%, placebo: 47.9%), p = .02. El craving de la cocaína era más bajo en el magnesio comparado al grupo del placebo, pero no había diferencia entre los grupos en uso de la cocaína.
Estos resultados preliminares sugieren que el magnesio pueda tener un efecto beneficioso para reducir uso ilícito del nacrótico. Es posible que una dosis más alta del magnesio que fue utilizado en este estudio puede ser necesario disminuir uso de la cocaína.