jueves, 25 de marzo de 2010

«La droga acaba con todo»

Subversión X
El combo punk de Santurtzi vence a su insistente maldición y plasma en un libro su modus vivendi

Jabi y los suyos han sido habituales de psiquiátricos y salas de urgencias

Trío de punk antitodo de la Margen Izquierda que porta el legado de sucesor de Eskorbuto, combo de modus vivendi suicida, esquizofrénico, callejero y politoxicómano, Subversión X opera de modo prolífico e hiperactivo. Así, la patrulla punkarra ha editado un nuevo CD, 'Animal insatisfecho' (WC Discos), de punk malencarado, lúgubre y agresivo, sónicamente ubicable entre Distorsión y Eskorbuto, los ídolos de infancia de su líder, Jabi Arroyo Jiménez, nacido en el 77 y protagonista de un libro pseudohagiográfico titulado 'Agua para los muertos' (Editorial Cota Cero; 12 euros) y escrito por Beñat Arginzoniz.

'Agua para los muertos' reflexiona sobre las andanzas punibles de Jabi, guitarrista y cantante que únicamente lanza esta declaración entre las 153 páginas: «Me gustaría que el libro sirviera para que los chavales jóvenes no se metan en la droga. Que sepan que ésta acaba con todo, con la creatividad, con el amor, con la familia, con la música, con todo. Quisiera tan sólo que el final del libro sea mi ejemplo verdadero, una lucha en la que lo único que yo pudiera aportar sería el haberlo dejado, el estar curado».

Arginzoniz le retrata como un niño rebelde que no quería ir a la guardería y que ahí con unos tres añitos canturreaba cancioncillas. Que luego en clase se enfrentaba a los profesores alegando que su nombre era suyo y lo escribía como le daba la gana, con be de Jabi, no con uve. Jabi deambulaba por su barrio conflictivo y marginal, en Santurtzi, donde era más fácil encontrar jeringuillas que flores en el parque. La música llegó de mano de sus hermanos mayores, Onofre y Roberto, que oían a Obús, Barón Rojo, Queen... Con nueve años vio la película 'Perros callejeros' y en esas imágenes identificó tan hondamente su entorno que al día siguiente acudió a clase armado con un destornillador de estrella.

Sus hermanos le amenazaban: «¡Como algún día te veamos de punki te matamos!». A él le gustaban Eskorbuto, La Polla Records y tal, y a los doce años vivió su primer bolo punk: Distorsión. Y aún siendo un chavalillo apenas, flotando en la podredumbre social circundante, hizo de lazarillo de Iosu Eskorbuto, su mítico mentor, al que acompañó en sus últimos días, con quien esperaba al camello. Iosu le repetía: «Nosotros estamos acabados, Eskorbuto ha muerto, ahora os toca a vosotros».

En mayo del 92 Subversión X dio su primer bolo y ese mismo mes falleció Iosu, azotado por el sida y hablando a la Virgen desde el lecho de muerte. Sin nadie a quien agarrarse, Jabi tuvo sus escarceos borrokas pero pronto los dejó desilusionado de la política. Y le arrolló el caballo. Arginzoniz afirma: «En la heroína no hay sino dolor, enfermedad y muerte». Y advierte: «No quisiera que nadie tomase los errores de Jabi como ejemplo de nada. Día a día y minuto a minuto está siendo castigado por ellos».

El grupo se frenó durante tres años al poco de arrancar porque Jabi, enganchado igual que su primera novia, Vania, se largó de okupa. Daban pequeños palos, trapicheban con otras sustancias (costo, speed, coca...), limosneaban de casa en casa con ella escondiéndose un cojín para simular un embarazo, y Jabi tocaba en la calle. La banda se reactivó en el 99, con él convaleciente de un accidente de moto. Las calamidades se sucedieron: sobredosis de coca, palizas que le partieron dientes, amputaciones de falanges de la mano... Pero ahí sigue Jabi, sobreviviendo gracias a una banda que ya es legendaria.


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